jueves, marzo 29, 2007

Nuestra plata

Molesta pagarle al banco cuando usamos un cajero automático o que nos cobren comisiones por todos lados. Sentimos una envidia tremenda cuando vemos por cable los intereses bajísimos que pagan los gringos para comprar carros. O cuando nos enteramos de los créditos que ofrecen bancos extranjeros que acá no existen ni en sueños. Hoy los ecuatorianos valoramos la seguridad de nuestros depósitos, pero esperamos más de la banca.

El Presidente ha criticado constantemente a la banca y los banqueros. Dice que son demasiado prósperos, que obtienen demasiadas utilidades. No sé el Presidente, pero yo prefiero tener mi plata en un banco próspero, seguro y con banqueros exitosos. El leve efecto que tuvieron los falsos y malintencionados rumores del feriado bancario sirvió para demostrar la solidez de la banca. Rafael Correa nos pudo tranquilizar asegurando que la economía goza de excelente salud justamente gracias a la solidez y seriedad de la banca que él tanto ha criticado.

Esto no quiere decir que no sea legítima la preocupación del Presidente con respecto a las altas comisiones, intereses elevados y poco acceso a crédito. Pero es preocupante la intención del Gobierno de imponer criterios y soluciones políticas a temas técnicos. Los bancos en Ecuador enfrentan riesgos e incertidumbres que no hay en países más estables y desarrollados. No se pueden imponer tasas del Primer Mundo en un país del Tercer Mundo solo porque compartimos el dólar. Si el Gobierno quiere una banca más barata y que preste más plata, debe primero crear un ambiente de estabilidad que genere confianza a esa banca. Si quiere que los bancos saquen la plata del Primer Mundo y la traigan a nuestro Tercer Mundo, el Gobierno debe dar señales de querer sacarnos de este Tercer Mundo y llevarnos al menos al segundo.

Lo que más queremos es que nuestro dinero esté seguro. Por eso, le confiamos nuestra plata al banco, no al Gobierno. Si los bancos consideran que es más seguro tenerla fuera del país, entonces que se quede por allá. A la hora de confiar nuestro dinero, preferimos los criterios técnicos de bancos que miden bien los riesgos, y no los criterios políticos de gobiernos que buscan ganar simpatía y votos.

Todos queremos pagar menos comisiones, intereses más bajos y tener acceso a más créditos. En eso estamos de acuerdo. Existe un desacuerdo en el cómo lograrlo. Este Gobierno cree que la manera de hacerlo es exigiéndolo. Pero la solución no está en una imposición de lo que quiere el Estado, sino en una regulación basada en criterios técnicos y, sobre todo, en la generación de más estabilidad y apertura para que los bancos compitan cada vez más por manejar nuestro dinero. Un gobierno que genera estabilidad motivará a bancos extranjeros a invertir en el país y competir con los bancos locales. Eso, al largo plazo, es lo único que asegurará una banca más fuerte, competitiva y barata.

La gente votó por Correa como su presidente, no como su banquero. Del Gobierno esperamos que genere estabilidad, incentivos y confianza -no sanciones e imposiciones-, para que los bancos nos sirvan cada vez mejor. Es positivo el diálogo entre bancos y Gobierno que se ha iniciado. Que este acercamiento permita que las cosas no se impongan con insultos ni amenazas, sino que se conversen y acuerden. Que no olviden que se trata del manejo seguro de nuestra plata, no de la plata de los banqueros ni del Gobierno.

jueves, marzo 22, 2007

Jugando a los vaqueros

El país juega a la película de los buenos y los malos. Y el Gobierno controla el guión. Las oportunidades de diálogo desaparecen. Se impone la pelea. Dos grupos que en un principio, a pesar de sus ideas distintas, podían dialogar y convivir tranquilos, ahora son reducidos a dos bandos.

Por un lado están quienes apoyan un modelo socialista y ven en la Asamblea Constituyente una poderosa herramienta para establecer este modelo y sacar adelante al país. Es una mayoría diversa. Están algunos revoltosos, liderados por el MPD, que a cada oportunidad salen a las calles con sus banderas rojas del Che. Pero también hay mucha gente seria que apoya las tesis de izquierda. Los primeros están emocionados porque su Presidente está imponiendo su plan y aniquilando finalmente a la oposición. Los segundos están preocupados justamente por las mismas razones. Apoyan un socialismo moderno y una Constituyente seria, pero no el populismo y autoritarismo que empieza a practicar el Gobierno. Tienen fuertes dudas respecto al tipo de socialismo que quiere el Presidente. Esperan una definición puntual del Gobierno que indique la verdadera dirección en la que avanza el país.

Por otro lado están quienes creen en un modelo donde sea el individuo y no el Estado el que determine el curso de las cosas. Quienes están convencidos de que el socialismo, y sobre todo, ese del siglo XXI liderado por Chávez, es lo último que el país necesita. En este grupo hay políticos y diputados que más que una ideología, protegen sus intereses. Pero estamos también quienes creemos en la libertad, la competencia y la apertura para progresar, y no en un Estado todopoderoso que nos diga lo que debemos hacer o cómo hacerlo. Varios de este grupo también apoyan la Constituyente como una herramienta para lograr los cambios que ven necesarios. Otros, a pesar de desear cambios profundos en el país, dudamos que de esta Constituyente salga algo positivo, en especial con este clima de inestabilidad, confrontación e intolerancia.

En un ambiente respetuoso y democrático estos dos grupos ideológicos podrían coexistir y debatir sus posturas con altura. Lastimosamente se está reduciendo la oportunidad del debate a una tesis simplista: socialismo, Constituyente, Chávez = bueno, maravilloso, patriótico, histórico. Libre mercado, empresa, oposición a la Constituyente = malo, corrupto, antipatria.

Cuando ganó Rafael Correa, sabíamos que empezaría el reto de debatir su tesis socialista y sus creencias de que el Estado debe decidirlo y manejarlo casi todo. Esperábamos ese debate. Sin embargo, este Gobierno, acompañado de una mal representada y poco inteligente oposición en el Congreso, acabó con esa posibilidad. Nuestra preocupación ahora ha caído a niveles básicos donde lo único que importa es evitar que nos hundan y avergüencen más.

¡Qué pena! No tuvimos ese Presidente inteligente y respetuoso con quien debatir para buscar consensos y construir. No tuvimos un Congreso que entendiera la importancia de hacer una oposición limpia. Ahora el Gobierno ya tiene al Congreso, ya tiene al TSE. ¿Para qué escuchar, debatir y llegar a consensos cuando se pueden imponer las cosas?

Las ideas, diálogos y debates tendrán que esperar. La campaña por la Constituyente se basará en acentuar aún más las divisiones entre los dos grupos. La película de vaqueros impone su visión en blanco y negro. Y a este paso, la Asamblea solo será una secuencia de lo mismo con nuevos actores.

jueves, marzo 15, 2007

Y seguimos cayendo

Ahora sí la cosa va en serio. Al comienzo nos preocupó el excesivo acercamiento del Presidente a Chávez durante la inauguración de este Gobierno. Luego nos alarmó la actitud del Congreso haciendo una oposición ciega en perjuicio del país. Después nos indignó y sigue indignando la actitud confrontacional e irrespetuosa del Presidente hacia todo el que se oponga a su plan. Pero, todo eso que nos preocupó o molestó en los primeros dos meses de gobierno resultaron pequeñeces.

Seguimos cayendo. La pugna entre el Congreso y el Tribunal Supremo Electoral nos pone nuevamente en la vitrina de la vergüenza mundial. Somos un modelo perfecto para el estudio de una democracia fracasada. Los diputados ya se la estaban buscando con su oposición irresponsable y acciones ilegítimas. Y los vocales del TSE fueron más allá al destituir ilegalmente a la mayoría del Congreso. Mientras tanto, este Gobierno, que pretende estar fuera del lío, apoya abiertamente –y hasta con emoción– la acción del TSE, e insiste en liderar el relajo y la inestabilidad en el país.

El mensaje es claro: lo único que importa es llegar a la Asamblea Constituyente y ganarla, aunque todavía no esté clara la dirección que se le quiera dar. Y como la mayoría de ecuatorianos pide la Asamblea (aunque la mayoría espera cosas imposibles de ella), entonces vamos hacia allá por encima de todo lo demás. La institucionalidad, las leyes, y todo eso que se supone debe primar en una democracia, es secundario.

Cómo quisiéramos escuchar al presidente Rafael Correa desaprobar estas ilegalidades y la violencia en las calles, y buscar la unidad y la estabilidad en estos tiempos inciertos, con la misma energía con que critica e insulta. Tal vez ahí creeríamos que este Gobierno realmente busca soluciones, en lugar de perpetuar la confrontación en beneficio de sus planes.

“Bien hechito, [los diputados] se creyeron inmunes, impunes y les dieron un poco de su propia medicina,” fueron las declaraciones del Presidente. ¡Cuánto liderazgo, cuánta madurez, cuánta neutralidad ante los hechos! ¡Cuántas ganas de resolver los problemas de este país y no profundizarlos! Esa es la actitud de un Gobierno que dice estar al margen de este conflicto.

El gran ganador de estos escándalos es sin duda el Gobierno actual. Tiene el camino libre para continuar su agenda. Los grandes perdedores somos todos los ecuatorianos, aunque muchos todavía no lo vean o entiendan. Afortunadamente no todos estamos bajo el embrujo de la sonrisa presidencial y las promesas redentoras de una Asamblea Constituyente.

Si el Gobierno quiere una Asamblea Constituyente legítima, que se asegure primero de que el camino a la Asamblea sea legítimo. Apoyar la manipulación de las leyes para acabar con la oposición pone a este Gobierno y a este Presidente en el mismo equipo de todos esos políticos que tanto ha criticado. Se ha unido al club de los que hacen lo que les da la regalada gana.

Todavía estamos a tiempo de corregir y construir, en lugar de insistir en los errores y la división. El escenario se complica cada día más. El Presidente, más que cualquier otro protagonista de este drama, tiene la capacidad y la obligación de liderar la solución, en lugar de profundizar la crisis y la fragmentación.

sábado, marzo 10, 2007

Tarifario 2007 de Revista la U.

Aquí encontrarás información de Revista la U, precios, fechas de circulación y contactos.

jueves, marzo 08, 2007

¿De todos?

El gobierno de Venezuela –perdón, el gobierno Bolivariano de Venezuela– en un aviso en los diarios ecuatorianos nos cuenta que con la llegada del primer cargamento de combustible se hace realidad la unión bolivariana, resurge el sueño de Bolívar y Sucre, y es el principio de un futuro más digno y más bolivariano (¿quién sabe qué querrá decir esto de “más bolivariano”?).

Me llamó la atención en el aviso, más allá de las sonrientes fotos de Chávez y Correa, leer el eslogan oficial del gobierno venezolano: “Venezuela ahora es de todos”. Esta frase sin duda inspiró la versión ecuatoriana “La patria ya es de todos”, que escuchamos en la televisión, la radio y en los discursos de nuestro Presidente. Pero, ¿quiénes son “todos”?

Pareciera que la patria es de todos, pero todos los que están con el Gobierno. Los “bolivarianos”, los “socialistas del siglo XXI”, y los pro constituyente pueden estar tranquilos, la patria es de ellos. Está por verse si les llegará un poco de patria a todos esos empresarios que solo piensan en producir y hacer dinero; a quienes viajan de vacaciones a Miami y no se quedan en el país para disfrutar “las mejores playas del mundo”; y sobre todo, a quienes tienen la osadía de criticar la Asamblea Constituyente que, según dicen por ahí, nos dará empleo, educación, vivienda, salud y corregirá todos los problemas que hoy vivimos.

Nuestro gobernador, tal vez contagiado por ese fervor confrontacional del Presidente, ha dicho refiriéndose a quienes no asistieron a la cita en la Gobernación que “el que no está con nosotros, está contra nosotros”. Por un lado se invita al diálogo y por otro se llama a la pelea. Da la impresión que la patria tampoco es de los que no fueron a la Gobernación.

Algún preocupado lector me escribió que debemos dejar tranquilo al Presidente, que no lo critiquemos tanto. Con mucho gusto lo felicitaremos cuando muestre un camino serio y planificado, en lugar de una ruta populista que parece un homenaje al estilo de Bucaram. Es lo que más quisiéramos por el bien del país. Pero por ahora estamos preocupados por la actuación del Gobierno. Y por eso continuaremos alertando sobre el peligro de que la patria no sea de todos, sino de quienes venden esa idea.

Para que la patria sea de todos, el Gobierno debe ser de todos. Esto no quiere decir que el Gobierno deba hacer lo que todos le pidan en todo momento. El Gobierno está en su derecho de implementar las políticas e ideas por las cuales fue elegido, más allá de que muchos no estemos de acuerdo con ellas. Pero que lo haga demostrando que está siguiendo un plan en beneficio del país, un camino con un fin específico, y no simplemente una ruta cortoplacista para ganarse el apoyo de unos y la provocación de otros. Y que acepte con altura y responsabilidad las propuestas de todos los sectores, las críticas, y la oposición.

Venezuela no es de todos. Es de Chávez. No queremos un Ecuador de Correa, ni de Chávez, ni de Lucio, ni de Noboa, ni de ningún político o líder de turno. Queremos un Ecuador de los ecuatorianos, donde la institucionalidad, la ley y la libertad estén por encima de cualquier apetito y poder personal. La Constituyente de plenos poderes preocupa justamente por la posibilidad de entregarle la patria a unos pocos.

jueves, marzo 01, 2007

El Presidente-candidato

Rafael Correa se vuelve a equivocar. Esta vez falta el respeto y ataca a los representantes de Guayas y Guayaquil. Llama “fuerza de vivos” a las fuerzas vivas que presentaron una serie de legítimas peticiones al Gobierno. El Presidente-candidato (¿ha terminado acaso su campaña?), que dice representar el cambio y la nueva política, actúa como los de siempre: insulta, provoca y divide, en lugar de unir, trabajar y construir.

Correa está en todo su derecho a no estar de acuerdo con las peticiones presentadas. Pero de eso a irrespetar a los firmantes hay una gran diferencia. Un mandatario que piensa en el bienestar del país respeta y acoge las opiniones y pedidos que recibe, para luego de analizarlos y discutirlos llegar a soluciones en beneficio de la mayoría. Pero en la visión de Correa parece no haber tiempo para eso. Solo hay tiempo para continuar su agenda política. Para millonarias campañas en medios. Para desprestigiar y atacar a todo el que se oponga a su Constituyente y sus planes.

Todos queremos acabar con los “vivos” que existen en Guayas como en todas las provincias del país. Quienes votaron por este Presidente confiaron en su promesa de luchar contra la corrupción, concentrada sobre todo en el sector político y público. Que Correa vaya tras los verdaderos responsables del despilfarro y atraso nacional, antes que lanzar acusaciones generales que solo causan divisiones.

Con poco más de un mes de gobierno (¡parece más de un año!) Correa está a tiempo de dar un giro total, aceptar que ha estado bastante mareado y desorientado en su nuevo papel, tomar un respiro y empezar de una vez por todas a ser Presidente. Si tiene un gesto de acercamiento y disposición a colaborar y trabajar con los representantes del Guayas y Guayaquil demostrará que está dispuesto a este cambio de actitud. Pero si continúa con sus confrontaciones demostrará que solo le interesa dividir y provocar para así continuar indefinidamente en campaña.

El rápido desgaste y las críticas que recibe Correa son su culpa y de nadie más. Que no venga a decir mañana que su fracaso se debe a que no lo dejan gobernar. Que cuando mañana el No en la consulta popular tenga más votos de los que jamás imaginó, y los asientos del salón de la Asamblea Constituyente los llenen sus opositores, no diga que todo esto es un complot organizado en su contra. Su decisión de pelear y confrontar, en lugar de unir y gobernar, lo están llevando al fracaso que no queremos ni necesitamos en este país.

Gobierne, señor Presidente, gobierne. Una, no divida. Hable menos y trabaje más. Demuestre que puede dar el paso de candidato ganador a Presidente exitoso, en lugar de continuar el absurdo y destructivo papel de Presidente-candidato. Usted ya puede traer el bienestar que tanto prometió con la simple decisión de poner al país por delante de sus intereses políticos. Reconozca y apoye a quienes quieren trabajar por el país, más allá de las diferencias ideológicas.

La campaña terminó. Usted ya está en Carondelet. No necesita ganar una consulta ni liderar una Constituyente para gobernar para todos. Puede hacerlo a partir de hoy mismo. No pierda más tiempo.

Revista la U. - Marzo 2007

Ya está circulando la U. de Marzo en tu universidad!!!





En esta edición:

- El Personaje: Munir Massuh, Ex – Presidente de la Asociación de Estudiantes de la Facultad de Economía de la Universidad Católica
- Encuentro de universitarios en Cancún.
- Deportes: Remando en el Salado.
- El Lente de Mauricio San Martín.
- Noticias universitarias en la Circular.
- El luk psicodélico con María Cecilia Domínguez.
- An Incovenient Truth según Don Cinema.
- Conoce el mundo sin pagar hotel.
- Gánate un curso - taller en Brother identificando la marca del aviso.
- El Ataque de las Reinas de Belleza.
- Los Peligros de una Asamblea Constituyente por Fernando Coronel.
- Top 10: Dueños de la carretera a Salinas…
- Tú opinas: ¿Cuál es tu fórmula para curar el chuchaqui playero?
- De por allá: Redescubriendo a Da Vinci en la Universidad Mayor de Chile
...y mucho más.

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