lunes, octubre 17, 2016

Mi poder en mis medios

Lenin Moreno arrancó su campaña al más puro estilo correísta: favoreciéndose del abuso de recursos públicos. Si así empiezan ya podemos imaginar lo que viene.

Mientras los demás candidatos presidenciales se sacan el aire día a día intentando difundir su mensaje en entrevistas radiales, caminatas, reuniones, mítines y en los poquísimos espacios de noticias y entrevistas que hay en la televisión, Lenin Moreno tuvo a su disposición todos los canales públicos e incautados de manera ininterrumpida, en vivo y en directo, durante toda la convención en la que se anunció su candidatura.

Mientras los medios privados se cuidan de cumplir con leyes y códigos electorales, por absurdos que sean, evitando dar mayor cobertura a un solo candidato, los medios correístas favorecen sin vergüenza al candidato oficial. Saben que ellos están por encima de la ley. Que a ellos nadie los sanciona. Ya lo vivimos en la última campaña: los medios públicos convertidos en la voz de Alianza PAIS favoreciendo descaradamente a sus candidatos.

Correa, con su habitual cinismo, dijo que es “perfectamente lícito” cubrir un acto no oficial y partidista donde estaban el presidente y vicepresidente de la República. Si el presidente está ahí, los medios públicos lo deben cubrir, sin importar que se trate de un evento de Alianza PAIS.

En su entrevista con Janet Hinostroza, Lenin Moreno estuvo de acuerdo con Correa: nada de malo en que se le haya dado total cobertura al lanzamiento de su candidatura. Dijo también que los otros candidatos tienen el derecho a acceder al mismo tipo de cobertura. Chiste agrio de arranque electoral. Seguro veremos en vivo y en directo, sin interrupciones, las convenciones de los demás candidatos en los canales incautados.

Han pasado más de ocho años desde que Correa ofreció que la venta de los medios incautados no tardaría más de seis meses. Más de ocho años desde que dijo que al Gobierno no le interesa administrar esos medios, y que “mientras más rápido podamos subastar, rematar esos bienes… enhorabuena, tanto mejor”. Hoy le sigue viendo la cara al país diciendo que los medios “siempre han estado a la venta”.

No solo han evitado vender los medios para tenerlos a su disposición, sino que se aseguraron que su venta sea casi imposible a través del Referéndum Constitucional del 2011 que prohibió que los dueños de medios nacionales tengan otros negocios. Correa inventó su perfecto Catch 22: para comprar un medio necesitas mucha plata y para eso necesitas tener uno o varios negocios, pero si tienes otro negocio no puedes comprar un medio. ¡Plop!

No sería raro que mágicamente, poco antes de dejar el poder, encuentren un comprador –¿con plata pero sin otros negocios?– con quien puedan conservar su poder mediático. Habrá que estar muy atentos a esos misteriosos compradores de última hora.


Empezamos una nueva campaña con cancha inclinada y abuso de recursos públicos, diseñada para favorecer la cobertura de los candidatos oficiales. Lenin Moreno dice que él es distinto al presidente. Si realmente lo fuera rechazaría desde el primer día este abuso de los medios públicos. Aquello significaría mostrar independencia de Correa. Pero ya sabemos que eso no está permitido. 


lunes, octubre 03, 2016

Mujeres como Marcia

El Gobierno, a través de su Asamblea Nacional, nos ha avergonzado otra vez. Han condecorado a la angelical Cristina Fernández de Kirchner. Ya ni nos sorprende tanta desfachatez. Entre socialistas del siglo XXI no se pisan la manguera. La corrupción no importa si viene de uno de los suyos.

Gabriela Rivadeneira, presidenta de la Asamblea Nacional, publicó un artículo para justificar la vergonzosa condecoración. Ahí dice que la expresidenta argentina “demostró un compromiso ético gigantesco impulsando una política de derechos humanos fundada en la memoria, la verdad y la justicia”. El chiste se cuenta solo. Viven en una realidad paralela.

Ver a Gabriela y Cristina entrar al edificio de la Asamblea por la alfombra roja, con calle de honor y un afiche gigante con el retrato de la homenajeada, me dio nuevas razones para ser pesimista sobre nuestra clase política, nuestras supuestas líderes y el futuro que nos espera.

Pero luego recordé a Marcia, a Marcia Gilbert de Babra, y ese pesimismo desapareció. Un día antes, celebrábamos con Marcia en el pequeño auditorio de la Universidad Casa Grande, institución que ella fundó, los 50 años de Fasinarm, esa fundación ejemplar que ella también creó.

Ahí no había alfombra roja, ni grandes pantallas, ni protocolos, ni discursos grandilocuentes. La grandeza estaba en quienes han hecho de Fasinarm un referente en el compromiso con las personas con discapacidad. Y sobre todo en Marcia, cuyas palabras siempre sabias, llenas de humor y visión son una cachetada a todas esas ridiculeces salidas de la Asamblea.

Marcia te contagia con su energía, su optimismo, su originalidad. Tras sus lentes redondos, su pelo corto y su eterna sonrisa, Marcia dice lo que piensa y lo dice claro y firme. Cuando se propone algo, lo consigue.

Marcia es generosidad, ironía, carácter. Es pasión, visión, acción. Es liderazgo, sentido del humor, espontaneidad, ejemplo. Es emprendedora, educadora, maestra, de mente abierta y liberal. Siempre curiosa, creativa y con alguna anécdota que contar.

A través de Fasinarm, Marcia ha transformado la vida de miles de niños, jóvenes y adultos con discapacidad. A través de la Universidad Casa Grande, Marcia ha educado e inspirado a nuevas generaciones de profesionales. Y a través de la política, como concejal de Guayaquil, Marcia ha dejado una importante marca en la educación de esta ciudad. Porque Marcia ha sido también política. Pero de las buenas. De las que vemos poco. De las que se dedican a servir y ayudar, sin buscar protagonismo ni figuretear.

Alejada de todo protocolo y falsas solemnidades, Marcia va al grano, piensa, crea, actúa, resuelve y cambia vidas. Mientras otras se rinden pomposos homenajes para alimentar su vanidad, Marcia continúa su trabajo sin hacer mucho ruido, contagiando su buena vibra y su pasión en todo lo que emprende.


Ver todo lo que Marcia ha logrado con su trabajo y lo que ella significa para tanta gente hace que los escándalos políticos que vivimos pasen a segundo plano. Que las Gabrielas y Cristinas se vuelvan insignificantes. Mientras tengamos a mujeres como Marcia que dejan su marca, que cambian vidas, que no se olvidan, hay miles de razones para ser optimistas.