lunes, diciembre 19, 2016

Navidad robada

Es verde, amargado y tiene 53 años. Desde lo alto mira a los habitantes del pueblo. No resiste verlos reír y compartir. Él quiere borrar sus sonrisas. Quiere amargarles la fiesta. Por eso entra a sus casas y se las vacía. Se lleva sus regalos y adornos de Navidad. Es el Grinch, el famoso personaje creado por el Dr. Seuss en el cuento ¡Cómo el Grinch robó la Navidad!

Al igual que en Villaquién, el pueblo del cuento, aquí vivimos una amenaza color verde. Pero nuestra amenaza no llega solo en Navidad. Está presente todo el tiempo. Nuestro Grinch es más malvado.
Nuestro Grinch no entra a medianoche a las casas por las chimeneas. Él entra y se mete en nuestras vidas a toda hora, en todo momento, por la tele, la radio, la cuenta de luz o como sea. Nuestro Grinch no se contenta con llevarse los regalos y decoraciones navideños. Él va más lejos, haciendo que los regalos y decoraciones sean tan caros que casi nadie los pueda comprar. Y se lleva muchas cosas más. Se ha llevado miles de millones de dólares despilfarrándolos. Se ha llevado la libertad de medios, periodistas y ciudadanos para investigar, reportar y opinar. Se ha llevado nuestros sueldos y ganancias con una interminable lista de impuestos. Se ha llevado miles de puestos de trabajo, espantando la inversión con tanta inestabilidad. Se ha llevado la justicia, evitando la fiscalización que frene la corrupción. Se ha llevado la esperanza de millones de personas que votaron por gente limpia, lúcida y ardiente y que han debido aguantar personajes sucios y prepotentes.
Y lo que es peor, no conforme con llevarse nuestro presente, se lleva nuestro futuro, endeudándonos con préstamos con tasas de chulquero que seguiremos pagando durante muchas navidades, apropiándose de nuestros ahorros depositados en bancos privados, entregando nuestros recursos públicos al que le dé algo de efectivo con tal de llegar a fin de mes.
Al final del cuento, los residentes de Villaquién dan una lección al Grinch. Él está seguro de que todos se lamentarán y llorarán al despertar y descubrir que sus juguetes y adornos navideños han desaparecido. Pero eso no ocurre. En lugar de quejas y lamentos, el Grinch escucha canciones y festejos de todos celebrando unidos la Navidad. El Grinch comprende que la Navidad es mucho más que regalos. Entonces se arrepiente y devuelve lo robado.
Con nuestro Grinch será imposible lograr que se arrepienta y devuelva toda esa plata despilfarrada. Él seguirá vaciando nuestra casa hasta el último de sus días en mayo. A nuestro Grinch no lo haremos recapacitar. Pero si algo enseña este cuento del Dr. Seuss es el poder de la unión y el optimismo de todos en momentos adversos. Nos enseña que juntos podemos demostrarle al Grinch que su poder y maldad no nos afecta. Que somos más fuertes que él.
Aunque nuestro Grinch no cambie, nosotros sí podemos cambiarlo a él y a sus amigos verdes. Podemos votar unidos y optimistas el próximo febrero para que los Grinchs no regresen al poder. Para que llegue un cambio de verdad. Y nunca, nunca más, nos roben la Navidad. 

lunes, diciembre 05, 2016

Ética sinvergüenza

“Con la lotería se puede hacer de todo… puedes realmente hacer lo que mejor te convenga.” Así decía el exfutbolista Lupo Quiñónez en la ya clásica publicidad de Lotería Nacional. Lupo la tenía clara, como millones de ecuatorianos que entendemos que somos libres para hacer con nuestro dinero lo que mejor nos parezca.

Pero en el reino correísta no están de acuerdo. Para este Gobierno, Lupo puede invertir su plata donde quiera; por ejemplo, abriendo restaurantes en Panamá, Bahamas, o cualquier lugar que aquí identifiquen como paraíso fiscal, siempre que Lupo se mantenga alejado de la política. Si mañana Lupo decide servir al país desde un cargo público, el Gobierno se lo impediría con su próxima consulta popular, salvo que venda esos negocios en los que honestamente invirtió. ¿Por qué? Porque a Correa le da la gana. Porque con tal de perjudicar la candidatura de Lasso, Correa se inventa cualquier cosa. Y porque en su adicción por protagonismo, Correa necesita ser parte de la próxima campaña electoral.

Correa tendrá su consulta. Basta que lo haya pedido para que nuestros siempre independientes funcionarios le digan que sí de inmediato. Y es que Correa no podía quedarse fuera de estas elecciones. Él siempre es candidato, aunque no lo sea. Y ahora con su consulta no tendrá que ver el show de lejos. Hará campaña utilizando esos recursos públicos que tan bien sabe usar y abusar para promocionar el Sí en su inventado pacto ético.

Cada quien se gana la vida a su manera. Cada quien vive según sus valores y principios éticos. Unos se esfuerzan a diario y trabajan desde jóvenes. A otros les basta clavarle la mirada a un juez para ganar jugosos juicios. Otros se dan la buena vida en misiones internacionales con sueldos y viáticos millonarios. Y otros se forran de millones de dólares de la noche a la mañana en el reparto de contratos petroleros y obras públicas con sobreprecios. Por eso, es un insulto que este Gobierno que se quedó de año en ética, pretenda hablarnos de ella.

En un reciente tuit, Correa preguntaba: “Por ser ‘legítima’ la riqueza, ¿se puede hacer con ella lo que les dé la gana? ¿Ese es el país que queremos?”.

Y millones respondemos con un fuerte Sí. Ese sí es el país que queremos. Un país libre para trabajar, prosperar, y sí, hacer con tu dinero lo que mejor te convenga. Un país donde hablar de “pacto ético” sea eso; un compromiso por el manejo transparente de los recursos públicos, un compromiso por la decencia, el respeto y la elemental honestidad; no una falsa consulta con fines politiqueros y persecutorios.

Pero ya sabemos cómo son las cosas con el correísmo. Todo vale con tal de seguir haciendo campaña con recursos públicos y enlodar a la oposición. Todo vale con tal de inclinar aún más la cancha, a ver si así logran esos votos que la corrupción, despilfarro y desastroso manejo de la economía del país les está quitando.

La ética sinvergüenza no es nuestra ética. Esa consulta popular es todo lo contrario a un pacto ético. Por eso merece un masivo y sonoro No.


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miércoles, noviembre 23, 2016

Recuperar la decencia

Respetuoso, educado, caballero, gran hombre, gran ciudadano. Son algunas de las palabras que se han repetido para describir al expresidente Sixto Durán-Ballén después de su muerte. Más allá de diferencias ideológicas o políticas, una gran mayoría de ecuatorianos siente por Sixto ese respeto que inspiran las personas honorables.

Recordar a Sixto nos ha traído también cierta nostalgia por tener un Presidente, uno de verdad, con mayúscula. Recuerdo a Sixto como un hombre que respetaba a los demás, a sus opositores, a la prensa, al ciudadano común. Que entendía y respetaba el valor e influencia de su cargo. Después de Sixto, la banda presidencial ha sido maltratada por varios de sus sucesores, hasta llegar al actual, que tras nueve largos años en el poder todavía no entiende lo que significa ser Presidente de un país.

Con el reciente triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos mucho se ha hablado sobre la política del espectáculo y el escándalo. Esa política convencida de que lo importante es que hablen de ti, bien o mal, da igual, pero que hablen de ti. Que lo que cuenta es estar 24/7 en los televisores, en las redes sociales, en la boca y la cabeza de la gente. Esa política tan vacía de contenido y decencia, y tan llena de odio, verborrea e irrespeto.

Correa, como Trump, ha practicado fielmente esta política populista del show y el escándalo. Ha denigrado la imagen del presidente. Sus constantes insultos, ataques, sarcasmos y burlas han llevado a niveles subterráneos la figura presidencial.

De Sixto a Correa hay kilómetros de diferencia. No veo a Sixto, por ejemplo, demandando a un banco por daño moral, para quedarse con más de medio millón de dólares en el bolsillo. Ni hablar de enjuiciar por millones de dólares a un diario y periodistas. Difícil imaginar a Sixto en un ambiente como el que este Gobierno ha creado en las sabatinas, diseñadas para echar lodo y desprestigiar a críticos y opositores.

Los defensores del correísmo dirán que es cuestión de estilos. Que Sixto es la figura del abuelo bonachón, mientras Correa es más apasionado y agresivo. Pero el estilo aquí es secundario. No extrañamos esa actitud más pacífica de Sixto. Extrañamos, sobre todo, esa calidad humana, esa educación, esa elemental ética que hoy se ha perdido en Carondelet.

Recuperar la decencia será una prioridad del próximo presidente. Hay razones para ser optimistas. Esta elección presidencial nos da la esperanza real de que la figura presidencial será respetada nuevamente. Nos da esperanzas de que esta época del insulto, de la infamia, de la falta de ética en Carondelet habrá sido solo un mal rato que se extendió más tiempo de lo programado, que finalmente quedará en el pasado.

El correísmo nos había hecho olvidar lo que es tener un Presidente de verdad. Sixto nos lo ha hecho recordar. Cuando él terminó su presidencia, dejó Carondelet, se fue a su casa y vivió tranquilo. ¿Podrá Correa hacer lo mismo?

Esperemos poder cerrar cuanto antes este mal capítulo político. Y que finalmente, luego de tantos años de espera, vuelva la decencia a la Presidencia.


lunes, noviembre 07, 2016

Hasta su último día

Pensé ingenuamente que a medida que se acercaba el fin de este Gobierno, Correa optaría por ser más respetuoso y tolerante. Que al menos en estos últimos meses se esforzaría por dar una imagen de demócrata. Por intentar borrar de nuestras memorias tantos abusos durante estos casi diez años.

Pero no. Estaba equivocado. Correa quiere dejar bien claro, hasta su último día de poder, que aquí nadie se mete con él.

Veo a Eduardo del Pozo, vicealcalde de Quito, siendo sentenciado a 15 días de prisión y a pedir disculpas públicas por el gravísimo delito de meterse con su Majestad. Correa demandó a Del Pozo por lastimar su honra, que ya sabemos es la más cara y mejor protegida del país. Lo que dijo Del Pozo en una radio no era nada nuevo. Nada que no se haya dicho o escrito antes. Pero Del Pozo es un político de oposición. Por eso debe ser intimidado y pasar una estadía en la cárcel. Para que aprenda a respetar, para que entienda que aquí solo el infalible y excelentísimo Rafael puede cuestionar y criticar públicamente a los demás.

A Del Pozo se unen otros que se han atrevido a tocar la delicada honra de Correa. Fernando Villavicencio, candidato a asambleísta, también enfrenta prisión y una jugosa indemnización a su Majestad. Esto de demandar por daño moral, en un país donde los jueces siempre fallan a tu favor, resulta muy rentable.

Cuando veo a Correa actuar como el típico caudillo abusivo, imagino a ese joven profesor universitario que salía a las calles junto con los forajidos a protestar contra el gobierno de Lucio. ¿Qué le diría el Correa forajido de ayer al Correa presidente de hoy? ¿Lo apoyaría? ¿Sería correísta? ¿Lo aplaudiría cuando rompe un diario, cuando insulta públicamente a un opositor, cuando interrumpe los noticiarios con sus abusivas “réplicas”? ¿Estaría de acuerdo con su control de todos los poderes del Estado y la nula fiscalización en su gobierno? ¿Qué diría de la corrupción en Petroecuador? ¿Apoyaría que Del Pozo y Villavicencio vayan a la cárcel?

Lo dudo mucho. Lo más probable es que el Correa forajido sería un activo opositor del Correa presidente. Que saldría a las calles a protestar contra su gobierno. Que criticaría sus constantes ataques a la libertad y derechos de la gente.

Es una lástima ver cómo el Correa forajido, en apariencia respetuoso, se convirtió en el caudillo prepotente e intolerante que hoy ocupa la Presidencia. El profesor universitario, cuyo poder se limitaba a aprobar o reprobar a sus estudiantes de Economía, pasó a controlar todas las instituciones y recursos de un Estado con una gigante bonanza petrolera. El poder se le subió a la cabeza. No supo manejarlo y hoy sufrimos las consecuencias.

Ahora que el fin de esta década abusiva se acerca, Correa pierde una última oportunidad de cambiar, respetando la libertad de los demás, sacando de nuestras narices el control del Estado, probando que aquí tenemos un presidente, no un monarca o un dictador. Su fiebre de poder solo parece agravarse con la cuenta regresiva. Continuarán sus abusos hasta el último día. Hasta ese esperado 24 de mayo, cuando finalmente llegue el cambio.


lunes, octubre 17, 2016

Mi poder en mis medios

Lenin Moreno arrancó su campaña al más puro estilo correísta: favoreciéndose del abuso de recursos públicos. Si así empiezan ya podemos imaginar lo que viene.

Mientras los demás candidatos presidenciales se sacan el aire día a día intentando difundir su mensaje en entrevistas radiales, caminatas, reuniones, mítines y en los poquísimos espacios de noticias y entrevistas que hay en la televisión, Lenin Moreno tuvo a su disposición todos los canales públicos e incautados de manera ininterrumpida, en vivo y en directo, durante toda la convención en la que se anunció su candidatura.

Mientras los medios privados se cuidan de cumplir con leyes y códigos electorales, por absurdos que sean, evitando dar mayor cobertura a un solo candidato, los medios correístas favorecen sin vergüenza al candidato oficial. Saben que ellos están por encima de la ley. Que a ellos nadie los sanciona. Ya lo vivimos en la última campaña: los medios públicos convertidos en la voz de Alianza PAIS favoreciendo descaradamente a sus candidatos.

Correa, con su habitual cinismo, dijo que es “perfectamente lícito” cubrir un acto no oficial y partidista donde estaban el presidente y vicepresidente de la República. Si el presidente está ahí, los medios públicos lo deben cubrir, sin importar que se trate de un evento de Alianza PAIS.

En su entrevista con Janet Hinostroza, Lenin Moreno estuvo de acuerdo con Correa: nada de malo en que se le haya dado total cobertura al lanzamiento de su candidatura. Dijo también que los otros candidatos tienen el derecho a acceder al mismo tipo de cobertura. Chiste agrio de arranque electoral. Seguro veremos en vivo y en directo, sin interrupciones, las convenciones de los demás candidatos en los canales incautados.

Han pasado más de ocho años desde que Correa ofreció que la venta de los medios incautados no tardaría más de seis meses. Más de ocho años desde que dijo que al Gobierno no le interesa administrar esos medios, y que “mientras más rápido podamos subastar, rematar esos bienes… enhorabuena, tanto mejor”. Hoy le sigue viendo la cara al país diciendo que los medios “siempre han estado a la venta”.

No solo han evitado vender los medios para tenerlos a su disposición, sino que se aseguraron que su venta sea casi imposible a través del Referéndum Constitucional del 2011 que prohibió que los dueños de medios nacionales tengan otros negocios. Correa inventó su perfecto Catch 22: para comprar un medio necesitas mucha plata y para eso necesitas tener uno o varios negocios, pero si tienes otro negocio no puedes comprar un medio. ¡Plop!

No sería raro que mágicamente, poco antes de dejar el poder, encuentren un comprador –¿con plata pero sin otros negocios?– con quien puedan conservar su poder mediático. Habrá que estar muy atentos a esos misteriosos compradores de última hora.


Empezamos una nueva campaña con cancha inclinada y abuso de recursos públicos, diseñada para favorecer la cobertura de los candidatos oficiales. Lenin Moreno dice que él es distinto al presidente. Si realmente lo fuera rechazaría desde el primer día este abuso de los medios públicos. Aquello significaría mostrar independencia de Correa. Pero ya sabemos que eso no está permitido. 


lunes, octubre 03, 2016

Mujeres como Marcia

El Gobierno, a través de su Asamblea Nacional, nos ha avergonzado otra vez. Han condecorado a la angelical Cristina Fernández de Kirchner. Ya ni nos sorprende tanta desfachatez. Entre socialistas del siglo XXI no se pisan la manguera. La corrupción no importa si viene de uno de los suyos.

Gabriela Rivadeneira, presidenta de la Asamblea Nacional, publicó un artículo para justificar la vergonzosa condecoración. Ahí dice que la expresidenta argentina “demostró un compromiso ético gigantesco impulsando una política de derechos humanos fundada en la memoria, la verdad y la justicia”. El chiste se cuenta solo. Viven en una realidad paralela.

Ver a Gabriela y Cristina entrar al edificio de la Asamblea por la alfombra roja, con calle de honor y un afiche gigante con el retrato de la homenajeada, me dio nuevas razones para ser pesimista sobre nuestra clase política, nuestras supuestas líderes y el futuro que nos espera.

Pero luego recordé a Marcia, a Marcia Gilbert de Babra, y ese pesimismo desapareció. Un día antes, celebrábamos con Marcia en el pequeño auditorio de la Universidad Casa Grande, institución que ella fundó, los 50 años de Fasinarm, esa fundación ejemplar que ella también creó.

Ahí no había alfombra roja, ni grandes pantallas, ni protocolos, ni discursos grandilocuentes. La grandeza estaba en quienes han hecho de Fasinarm un referente en el compromiso con las personas con discapacidad. Y sobre todo en Marcia, cuyas palabras siempre sabias, llenas de humor y visión son una cachetada a todas esas ridiculeces salidas de la Asamblea.

Marcia te contagia con su energía, su optimismo, su originalidad. Tras sus lentes redondos, su pelo corto y su eterna sonrisa, Marcia dice lo que piensa y lo dice claro y firme. Cuando se propone algo, lo consigue.

Marcia es generosidad, ironía, carácter. Es pasión, visión, acción. Es liderazgo, sentido del humor, espontaneidad, ejemplo. Es emprendedora, educadora, maestra, de mente abierta y liberal. Siempre curiosa, creativa y con alguna anécdota que contar.

A través de Fasinarm, Marcia ha transformado la vida de miles de niños, jóvenes y adultos con discapacidad. A través de la Universidad Casa Grande, Marcia ha educado e inspirado a nuevas generaciones de profesionales. Y a través de la política, como concejal de Guayaquil, Marcia ha dejado una importante marca en la educación de esta ciudad. Porque Marcia ha sido también política. Pero de las buenas. De las que vemos poco. De las que se dedican a servir y ayudar, sin buscar protagonismo ni figuretear.

Alejada de todo protocolo y falsas solemnidades, Marcia va al grano, piensa, crea, actúa, resuelve y cambia vidas. Mientras otras se rinden pomposos homenajes para alimentar su vanidad, Marcia continúa su trabajo sin hacer mucho ruido, contagiando su buena vibra y su pasión en todo lo que emprende.


Ver todo lo que Marcia ha logrado con su trabajo y lo que ella significa para tanta gente hace que los escándalos políticos que vivimos pasen a segundo plano. Que las Gabrielas y Cristinas se vuelvan insignificantes. Mientras tengamos a mujeres como Marcia que dejan su marca, que cambian vidas, que no se olvidan, hay miles de razones para ser optimistas.


lunes, septiembre 19, 2016

Honestos por decreto

Sebastián Piñera, expresidente de Chile, en su reciente visita a Guayaquil citó una frase muy válida hoy en nuestro país: “Cuando el Gobierno le teme a las personas, eso es democracia. Cuando las personas le temen al Gobierno, eso es dictadura”. Los juicios, amenazas e intentos de intimidación que vivimos nos dejan bastante claro el tipo de régimen que nos quieren imponer.

A nuestros funcionarios se les ha subido el poder a la cabeza. Se creen intocables. Ante cualquier acusación o crítica, salen a defender su “honor”, dan un ultimátum y recurren a las cortes para que los jueces, sus jueces, determinen que su buen nombre ha sido afectado y se castigue con millonarias multas o cárcel al acusador.

Conocemos bien a esos que se las dan de muy rectos. Suelen ser todo lo contrario. La persona honorable no necesita convencernos de sus valores y su ética, simplemente lo demuestra. No hace falta presumir la honestidad y menos que la certifique un juez.

“¡Me han ofendido!, ¡han atacado mi honra!, ¡me han causado un grave daño moral!”, gritan descontrolados nuestros políticos. Y nuestros jueces, siempre tan independientes e ilustrados, no pierden tiempo en darles la razón y dictar la sentencia que prueba su intachable honorabilidad.

En esto Correa es el campeón. Tiene la honra más cara y rentable del país. Seiscientos mil dólares tuvo que pagarle el Banco Pichincha por el gravísimo daño moral que le significó estar injustamente en la central de riesgo. Y ni hablar de los 40 millones de dólares que nuestros jueces decidieron que Diario El Universo debía pagar al honorable presidente de la República por haber ofendido gravemente su honra con un artículo de opinión.

Ahora vuelven al ataque. Esta vez no piden plata. Ahora piden cárcel para sus críticos, en especial si estos son políticos de oposición. Eduardo Del Pozo, vicealcalde de Quito, recibió una sentencia de 15 días de prisión tras una demanda planteada por Correa por atentar contra la honra y buen nombre del presidente en una entrevista radial. ¿Qué dijo Del Pozo? ¿Qué pudo ser tan ofensivo como para ir a la cárcel? Nada que no opinemos miles de ecuatorianos. Cuestionó que nos hablen de ética “quienes a través de determinadas presiones han conseguido ganar juicios y sacar esos recursos sin pagar impuestos, con sentencias a dedo…”.

Por su lado René Ramírez, de la Senescyt, demandó a Guillermo Lasso por mencionar lo reportado en un portal periodístico. “Le doy 48 horas para que se retracte por sus acusaciones contra mi esposa o iniciaré acciones legales. ¡Con la honra no se juega!”, amenazó el honorable Ramírez. Que Lasso sea el principal opositor del correísmo es solo coincidencia.

No entienden, o se hacen los que no entienden, que los funcionarios públicos no son ciudadanos comunes. Que deben tener un mayor grado de apertura y tolerancia ante críticas y acusaciones por ser figuras públicas y sus acciones de interés público. Se han inventado el cuento al revés: porque son figuras públicas te intimidan pretendiendo que los trates con mayor respeto y cuidado.


Quieren imponer la dictadura del temor al Gobierno. Pero en el fondo se mueren de miedo.