
Lo fácil para María Paula Romo, Juan Sebastián Roldán y sus compañeros de Ruptura de los 25 era seguir con el Gobierno y hacerse como que no veían los atropellos. Mantener los privilegios que vienen con la cercanía al poder. Continuar recibiendo sueldos públicos. Ocupar eventualmente embajadas, nuevas secretarías y ministerios. Pero Ruptura hizo lo difícil. Se opusieron a la consulta y abandonaron Alianza PAIS.
Lo fácil para Juan Carlos Calderón y Christian Zurita hubiera sido no investigar los contratos del hermano del presidente y no publicar el libro El Gran Hermano. Hubieran continuado tranquilos con sus trabajos como periodistas, reportando cosas más sencillas. Pero Juan Carlos y Christian hicieron lo difícil. Investigaron y revelaron lo que el país desconocía, sabiendo la reacción que podrían generar en el poder. Hoy el presidente los intimida metiéndoles un juicio. Pretende que le paguen 10 millones de dólares por causarle daño moral.
Lo fácil para los miembros de la comisión de veeduría ciudadana hubiera sido concluir que el presidente de la República no sabía nada de los contratos del hermano. Seguro el presidente los hubiera felicitado por su ardua e independiente labor. Y probablemente, hoy gozarían de algún puesto en el Gobierno, de esos que vienen con carro, chofer y viajes a Europa incluidos. Pero la comisión hizo lo difícil. Concluyó aquello que molestaría al Gobierno. Ahora, Correa amenaza con enjuiciarlos por llegar a conclusiones con las que no está de acuerdo.
Lo fácil para este Diario sería alabar al Gobierno y a cambio recibir millones de dólares en publicidad oficial. Ignorar los abusos, casos de corrupción, y enfocarse solo en lo positivo. Seguro el presidente hablaría maravillas de la imparcialidad y gran periodismo de este Diario y lo pondría como ejemplo de la prensa nacional. Pero este Diario hace lo difícil. Criticar al poder, desnudar sus falencias y mantener su independencia a pesar de las consecuencias. Ahora, todo apunta a que los directivos del Diario y su editor de Opinión tendrán que defenderse ante una nueva demanda presidencial.
Conocemos a quienes hacen lo difícil. Están entre nosotros, unos más visibles que otros. Son pocos pero valiosos. Soportan momentos duros que fácilmente pudieran evitar siendo sumisos al poder o a la corrupción. Hoy reconocemos claramente al político, al periodista, al empresario que ha hecho lo difícil a pesar de las consecuencias. E identificamos fácilmente también a aquellos que escogieron lo fácil, para ganarse la simpatía del poder, los contratos y privilegios que compraron sus grandes casas y carros de lujo.
Rafael Correa hizo en su momento lo difícil. Optó por el sacrificio personal que implica meterse en política en este país. Pudo haberse ganado nuestra admiración por ello. Pero ahora lo vemos del otro lado. Convertido en aquel que espera que los demás hagan lo fácil: obtener privilegios siendo sumisos al poder.
Mis respetos para quienes toman el camino difícil.