lunes, abril 17, 2017

Gracias, Guillermo

Vivimos días raros, incrédulos de lo que está pasando. La depresión poselectoral nos tiene cabizbajos. Quedó en el camino la posibilidad de un cambio. Quedó en el camino la esperanza de tener finalmente, luego de diez años de abusos, un gobierno decente, liberal, abierto al mundo, respetuoso, con planes claros e ideas coherentes.

El cambio estuvo cerca. Muy cerca. Nos quedamos con las ganas de ver a Guillermo Lasso en Carondelet. Hoy, en lugar de física cuántica y papel higiénico, estaríamos hablando de nuevas inversiones y empleos. En lugar de periodistas y medios perseguidos, estaríamos celebrando el inicio de una nueva época de libertad y respeto.

Guillermo Lasso no alcanzó la presidencia, pero se ganó el respeto de millones de ecuatorianos y demócratas en todos lados. Pasó de ser un candidato, a ser la imagen de la democracia, de la institucionalidad, del respeto, de la lucha frontal contra la corrupción, abusos y mal manejo económico de este Gobierno. Por eso lo apoyaron personas y grupos que jamás imaginaron que lo harían. Entendieron que más allá de diferencias ideológicas, al votar por Lasso votaban por esa decencia en la política que el correísmo ha sepultado por completo.

Se fue esta oportunidad del cambio. Pero queda el ejemplo de Guillermo Lasso. Como referente de la política frontal y transparente que aspiramos tener un día en nuestro país.

Guillermo Lasso pudo nunca entrar en política. Pudo haber continuado con sus negocios, sus asuntos privados, disfrutar la vida en paz, sin complicaciones. Al igual que la mayoría, pudo esperar que otros líderes políticos asuman el desafío de enfrentar a este Gobierno. Que otros lo representen y se la jueguen. Pero Guillermo escogió el camino difícil. El de los valientes que enfrentan los retos de los que la mayoría huye. Asumió la responsabilidad de sacar a este país adelante.

Sabía que la campaña no sería fácil. Que intentarían hundirlo a como diera lugar. Enfrentó a un gobierno mafioso que utilizó toda su maquinaria política y mediática para atacarlo y desprestigiarlo. Enfrentó el abuso sistemático de recursos públicos en cadenas nacionales, “noticieros”, “programas de investigación” en medios públicos e incautados, sabatinas y redes sociales dedicados a atacarlo, a mentir sobre su pasado y sus propuestas, a pretender involucrarlo con hechos que el Gobierno bien sabía que él nada tenía que ver.

Pero Lasso no se detuvo. Siguió caminando, escuchando, proponiendo. Entró a jugar de visitante, con cancha inclinada, árbitro y jueces de línea en contra, que no pitaron los incontables fouls que le hicieron durante el partido. Así y todo, él jugó limpio hasta el final.

Hoy Guillermo Lasso puede estar tranquilo, con la satisfacción de haberlo dejado todo en la cancha. Ganó los votos de medio país y el respeto de muchos más. Demostró que se puede ser limpio y decente en política, incluso frente a un rival tan sucio.

Más allá del pesimismo que hoy vivimos, esta campaña nos deja la esperanza de saber que sí se puede hacer una política distinta. Nos deja el esfuerzo, la valentía, el ejemplo, el liderazgo de Guillermo Lasso. Que no fueron en vano. Que han sembrado la semilla del cambio.


lunes, abril 03, 2017

Cambio urgente

Escribo muerto de nervios y expectativas por saber lo que en este momento ya todos sabemos. Al escribir esta columna, no sé si hoy hemos despertado felices y llenos de esperanza por el triunfo del cambio. O si hemos preferido escondernos bajo las sábanas con ese terrible chuchaqui de saber que toca aguantar cuatro años más de lo mismo. O quizás, como ocurrió en la primera vuelta, el CNE aún nos tiene en suspenso y estamos alertas en las calles. No lo sé.

Una cosa es clarísima más allá de resultados. No podemos seguir igual. O cambiamos, o cambiamos. No hay alternativa si queremos salir adelante.

Esta campaña presidencial, llena de abusos de poder, ha sido una clara demostración de la necesidad urgente de ese cambio. Quedó en evidencia que para los que hoy ocupan el poder es lo mismo el Gobierno, el Estado, o Alianza PAIS. Todo les pertenece. Un día toman nuestra plata del IESS o del Banco Central, otro día usan los medios públicos e incautados a su antojo. Ya lo dijo el mismo Correa: “El presidente de la República no es solo jefe del poder Ejecutivo, es jefe de todo el Estado ecuatoriano, y el Estado ecuatoriano es el poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral, Transparencia y Control Social, superintendencias, Procuraduría, Contraloría, todo eso es Estado ecuatoriano”. O sea, todo lo público debe estar a sus pies. Eso no puede continuar si pretendemos vivir en un país civilizado.

En esta campaña Alianza PAIS puso el Estado a su servicio, empezando por los medios incautados. Tantas veces Correa nos vio la cara ofreciendo vender esos medios. Terminará sus diez años sin hacerlo. Mientras Guillermo Lasso daba una entrevista en un canal, a la misma hora en Gama y TC Televisión interrumpían su programación habitual con un programa dedicado a atacarlo. Los noticieros de los canales incautados presentaban como supuestas noticias larguísimos reportajes dedicados a desprestigiar a Lasso y a tergiversar sus propuestas. Ni hablar de El Telégrafo. En ese periódico, supuestamente público, atacar al candidato de oposición parecía ya la línea editorial oficial. Correa, Lenín y su equipo de campaña abusaron sin control de los medios de comunicación que nos pertenecen a todos los ecuatorianos.

Pero ese nivel de abuso no se logra sin ayuda. Se requieren cómplices y facilitadores. Varios periodistas se prestaron para lanzar esos ataques disfrazados de noticias. Varios administradores y ejecutivos de esos medios permitieron que se transmitieran los programas dedicados al ataque. Ellos son tan responsables como sus jefes de Alianza PAIS. Deberán también responder por el abuso.

¿Y las instituciones de supuesto control como la Supercom? Esa sí estaba muy activa preparando una multa a los medios, pero no a los medios públicos e incautados por alinearse descaradamente con el candidato de Gobierno. No, la denuncia fue para los medios privados por no publicar un reportaje contra Lasso. Increíble. Otra vez, el Estado al servicio del partido político. Otra vez, funcionarios de instituciones supuestamente independientes flameando descaradamente la bandera de Alianza PAIS con recursos públicos.


Esta campaña puso en evidencia, una vez más, la bajeza de este Gobierno que finalmente se va. Dejó claro por qué es urgente un cambio.