jueves, septiembre 22, 2011

Nuestro Diario


Mis primeros recuerdos de EL UNIVERSO creo que son con el Paratodos, la sección que salía los domingos. Ahí me entretenía con los pasatiempos para niños. Y conocí a Olafo, Beto el Recluta, los Pequeños Traviesos y los Melaza.

Recuerdo luego, ya en mi época de colegio, sentarme a leer el periódico después de almorzar. La página de opinión siempre me llamó la atención. Los artículos de Xavier Benedetti, con ese ritmo musical en sus oraciones, eran mis favoritos. En esa época, los Flechazos de Robin, como el Bonil de hoy, desnudaban la realidad política de este país en un dibujo. Cuando me alejé del país en mis años universitarios, EL UNIVERSO fue mi conexión diaria a través de su sitio web que recién se estrenaba. Eluniverso.com era mi página de inicio en mi computadora, donde me enteré de la caída de Bucaram, la quiebra de los bancos, la dolarización, la caída de Mahuad, y todas las locuras, escándalos, tristezas y alegrías de ese país que veía de lejos.

En una de mis vacaciones de verano tuve mi primera experiencia de periodista amateur en la sala de redacción de EL UNIVERSO. Hice una corta pasantía en la que publiqué mi primer reportaje para un especial por la fundación de Guayaquil. Trataba sobre la ciudad vista a través de los ojos de sus residentes extranjeros. Armado con mi grabadora me fui a pescar las impresiones de gringos, europeos y otros habitantes del mundo que habían hecho de esta ciudad su casa. Recuerdo la emoción al ver mi nombre y mis palabras publicadas, por primera vez, en las páginas del Diario.

Pasaron los años y regresé a Guayaquil. Me propuse escribir y compartir mis opiniones sobre la política en el país. Recuerdo que me tomó varias semanas terminar mi primer artículo. Lo publicaron y luego vinieron otros más. Al poco tiempo me invitaron a escribir todas las semanas. Recuerdo mis nervios, mi expectativa y mi emoción el día que salió mi primer artículo como columnista. Desde ese día, me quedé los jueves en esta página.

Cuando pienso en un periódico pienso en EL UNIVERSO. Mi periódico. Las páginas de mi cultura, mi identidad, mi ciudad, mi día a día, mis noticias cada mañana. Así cumple 90 años de ser nuestro Diario. Con sus aciertos y errores, con sus virtudes y defectos, sus noticias y opiniones han acompañado los desayunos de miles de lectores durante varias generaciones.

Hasta que llegó Rafael Correa. Y con su escaso entendimiento de la libertad, su rechazo a la diversidad de opiniones, su intolerancia, su arrogancia, sus prejuicios, su descaro y su despotismo intenta destruir este Diario con un juicio abusivo y unas cortes que se rinden a sus pies.

El abuso de Correa ha llegado demasiado lejos. Pero confío que al final se hará justicia. Confío que este Diario seguirá a paso firme y celebrará su primer siglo. Que Correa, como tantos otros tiranos, pasará de largo y tendrá que responder por sus actos junto a varios de sus cómplices funcionarios.

Y quedará nuestro respeto hacia quienes no se someten. Quedará el periodismo libre. Quedará EL UNIVERSO, que es nuestro. Que lo seguirá siendo.

jueves, septiembre 15, 2011

El verdadero pulpo

En la página web de la Secretaría Nacional de Planificación (Senplades), la sección del proyecto de Ley de Control de Poder de Mercado, mejor conocido como Ley Antimonopolio, te recibe con el dibujo de un pulpo agarrando diferentes productos con sus tentáculos. Abajo dice “¡Basta! ¡No más monopolios abusivos!”.

Al ver ese pulpo pensé automáticamente en el Estado ecuatoriano.

La Asamblea está discutiendo ahora, de forma urgente, esta ley que en teoría pretende evitar, corregir y sancionar el abuso y prácticas desleales de ciertas empresas. Es una ley necesaria siempre que sea pensada en defender los intereses de nosotros, los consumidores, y que se aplique de igual forma a empresas públicas y privadas. Y siempre que busque promover la competencia, más que controlar o sancionar.

Si tuviéramos un gobierno que entiende y respeta lo que son las empresas y el mercado, estaría tranquilo ante esta ley. Pero viniendo de este Gobierno ultraestatista, amante de la burocracia y las empresas públicas, y lleno de prejuicios hacia el sector privado, no me queda otra que dudar.

René Ramírez, director de la Senplades, le dijo a Alfredo Pinoargote estar de acuerdo con una frase de Ayn Rand que dice “Es el mercado libre el que hace imposibles los monopolios”. Según Ramírez, “aquí en el Ecuador no ha habido esa libre competencia, ha sido una ley de la selva que ha llevado a que el Estado tenga una vinculación con los poderes económicos y eso ha llevado al peor de los mundos”.

Al escuchar esto de nada menos que el principal planificador del Gobierno tuve que revisar el calendario y asegurarme de que no era el día de los inocentes o algo así. Si así piensan tienen todo mi apoyo. Lastimosamente esas palabras contradicen las prácticas del Gobierno. Hoy, más que nunca, la gigante burocracia y enorme participación del Estado en la economía, se presta para favorecer a las empresas amigas y perjudicar el libre mercado. En lugar de competir para ganar clientes, el negocio está en acercarse al Gobierno para ganar un contrato.

Cuando pienso en monopolios abusivos no pienso en empresas privadas. Con todos sus defectos, a las empresas privadas las escojo yo. Si hay empresas líderes, más grandes y exitosas que otras, es justamente porque los consumidores preferimos sus productos o servicios.

Cuando pienso en monopolios abusivos sí pienso en el Estado. Pienso en un Seguro Social que me quita una porción de mi sueldo todos los meses sin que yo pueda escoger libremente dónde poner mi plata. Pienso en la telefonía pública que tuve que instalar ante la falta de alternativas. Pienso en el imperio de medios de comunicación del Gobierno. Pienso en los tentáculos estatales acaparándolo todo a su paso. Pero con este gobierno experto en buscar e inventarse abusos ajenos y no ver los propios, dudo mucho que controlen los monopolios estatales.

Tomo las palabras de Ramírez en Ecuavisa. Vamos por esa libre competencia sin un Estado metiche ni compinche de algunos. Con reglas claras. Con controles a los abusos. Con seguridad jurídica. Que seamos los consumidores, no unos cuantos políticos y burócratas de turno, los que tengamos el poder de escoger.

jueves, septiembre 08, 2011

Un año de cuentos

Si no hubiese ocurrido se lo hubieran inventado. De hecho se inventaron gran parte. Y un año más tarde continúan haciéndolo. Siguen vendiéndonos una ficción construida desde el primer día.

Desde las primeras horas de ese 30 de septiembre, cuando Rafael Correa ingresó al hospital, se empezó a redactar el guión que ayudaría a subir puntos de popularidad, afianzar el poder y dar nuevas razones para perseguir y callar a opositores.

Para ello, lo primero fue controlar a la prensa. Impedir que los periodistas cubran lo que estaba ocurriendo. Mantener al país en oscuridad informativa. ¡Cómo deben haberlo disfrutado en la Secretaría de Coerción y Manipulación! Tuvieron durante algunas horas todo el poder mediático en sus manos. Su sueño cubano hecho realidad. Por el estudio del canal público desfilaron ministros de Gobierno y autoridades afinando poco a poco el cuento oficial: que no está secuestrado, o mejor dicho que sí lo está, que esto es solo un levantamiento militar, o mejor dicho, ¡esto es un cobarde intento de golpe de Estado!

Llevan un año trabajando en reinventar el 30 de septiembre en ese intento de golpe de Estado que solo existió en las cadenas nacionales de televisión y radio, en la propaganda oficial, en los enlaces del sábado, y en las entrevistas de los canales oficiales.

Inventaron historias. Involucraron a políticos y opositores en falsos complots. Manipularon la realidad. Convirtieron un foro académico público en Miami en supuesta reunión de conspiradores. Editaron declaraciones según las necesidades del guión.

Un año después, el Gobierno quiere meter en la cárcel a un periodista por opinar sobre lo ocurrido ese día. Un año después, un Coronel de la Policía tuvo que permanecer en la cárcel casi siete meses por decirle a un reportero de CNN que el presidente no estuvo secuestrado. Y aunque la corte ha ratificado su inocencia ante la absurda acusación de magnicidio, el Gobierno se empeña en perseguirlo. Un año después, más que esclarecer las trágicas muertes y a sus responsables; quieren encerrar de ocho a doce años en la cárcel, como al peor de los criminales, a quienes ingresaron a la fuerza al canal público de televisión.

El origen de las balas asesinas es secundario. Lo importante es vender una versión y que nadie se meta con ella. Es seguir buscando conspiradores y razones para callar opositores. Este gobierno Kiko sigue exagerando su llanto y acusando con su mamá a falsos culpables.

Se trata de esconder la irresponsabilidad, improvisación, malas decisiones e incapacidad para enfrentar y resolver una crisis, que provocaron la escalada de lo que era solo una protesta, poniendo en riesgo la vida del presidente y de tanta gente inocente. Se trata de convertir una tragedia y un día triste para el país en fiesta patriotera.

Como todo en este Gobierno marquetero, hasta han diseñado un logo conmemorativo del 30-S con su eslogan “El día que triunfó la democracia”. Se viene la celebración.

Todo héroe necesita su gesta heroica. Aquí la encontraron. Y la corrigieron y aumentaron con historias de conspiraciones, videos y musiquita de fondo. Así nacen las leyendas. Pero tarde o temprano la historia aclara los mitos.

jueves, septiembre 01, 2011

Pagando la cuenta

Este término de “ciudadano presidente” simplemente no convence. Sí, todos somos ciudadanos y ejercemos alguna función o profesión al mismo tiempo. Pero de eso a pretender excluir por completo una condición de la otra, sobre todo tratándose de un presidente, existe un gran abismo.

Es una contradicción pretender dárselas de ciudadano común como si se pudiera guardar en un cajón el poder de esa figura presidencial que pasea en jet y en carros blindados rodeados de guardaespaldas. Esta capacidad de desdoblarse nos está saliendo cara a todos con este gobierno metejuicios.

La oposición en la Asamblea, a pesar de ser casi la mitad, ha quedado relegada a casi nada. No hay mucho que puedan hacer, salvo que poco a poco más asambleístas gobiernistas abran los ojos y se alejen. En este escenario difícil para la oposición, ha surgido una iniciativa importante que busca controlar los excesos que acompañan esta mágica condición de ser un ciudadano cualquiera y un presidente todopoderoso a la vez. Los asambleístas Herrería, Viteri y Montúfar presentaron ante la Fiscalía General del Estado una demanda contra Fernando Alvarado, Secretario Nacional de Comunicación, por mal uso de fondos públicos al ordenar la emisión de cadenas nacionales sobre la demanda “personal” de Rafael Correa contra este Diario y Emilio Palacio.

El abuso de las cadenas nacionales ha sido una de las peores y más notorias características de este Gobierno. Nunca antes nos habían bombardeado como ahora con tanta propaganda oficial. Aquí el Gobierno gasta nuestra plata alegremente en cadenas para acusar y atacar a terceros, anunciar temas sin importancia, tergiversar hechos e impulsar causas personales.

Me acuerdo de épocas en las que una cadena nacional era algo raro y serio. Al interrumpirse la señal regular para dar paso a la cadena sabíamos que algo importante estaba por anunciarse. Poníamos atención. Ahora las cadenas son parte de la programación regular. Es más, hay momentos en los que la programación regular de un canal pasa a ser aquello que se transmite entre cadenas nacionales.

Se supone que las cadenas solo pueden usarse para informar sobre hechos de real importancia nacional o mensajes de emergencia. Así debería ser. Pero para este Gobierno de las eternas emergencias no hay vergüenza en pasar cadenas nacionales por temas triviales y para atacar en lugar de informar. Y esta vez se han superado a ellos mismos.

Veremos con qué historia sale el Fiscal –y exabogado personal de Correa– para defender este gasto de nuestro dinero por parte del Gobierno. No podemos esperar mucho, aunque esta es su gran oportunidad para demostrar la independencia que dice tener. Más allá de resultados, la demanda deja un precedente importante para alertar a los funcionarios del Gobierno que no pueden usar fondos públicos como si fueran personales.

De todas las vergüenzas de este Gobierno, el abuso y manipulación mediática dejará una de sus más tristes huellas. Esto se suma a los ataques a la prensa y juicios contra periodistas para armar el combo perfecto de abusos revolucionarios. Con una oposición que poco o nada puede hacer desde la Asamblea, esta causa vale la pena. No tenemos por qué pagar las cuentas de otros.