jueves, julio 12, 2007

¿Aprenderá de Europa?

Ahora que Rafael Correa visita España e Italia debería preguntarle a los miles de emigrantes ecuatorianos algo simple: ¿por qué escogieron ir a esos países?

Escucharía respuestas variadas, pero todas apuntarían en la misma dirección: porque ahí sí hay trabajo y oportunidades. Y Correa descubriría en las experiencias de estos ecuatorianos que las oportunidades se dan porque los gobiernos de esos países no juegan con extremos socialistas, no espantan la inversión privada, ni se dedican a crear sistemáticamente divisiones y confrontaciones internas.

Los gobiernos de España, Italia y sus vecinos han alcanzado una madurez política para entender de sobra que no se puede jugar con algo tan elemental como la estabilidad económica, la moneda, y el respeto a la ley, los contratos y las instituciones. Saben que para generar inversión, riqueza, trabajo y bienestar, incluso para miles de emigrantes, deben enfocarse en ser más competitivos, y no en culpar a otros por sus males o problemas.

En fin, estos líderes y gobiernos ya superaron los discursos contaminados de ideologías fracasadas y luchas de clases. No caen en ridiculeces tercermundistas como aliviar disputas o frustraciones personales colocando afiches y banderitas. Entienden que oponerse al mercado no es cosa de socialistas, sino de ilusos.

Ya hemos dicho aquello de que los ecuatorianos no emigran a Venezuela ni Cuba, sino a España, Italia y Estados Unidos. No debemos cansarnos de repetirlo, porque es justamente esa opción de miles de ecuatorianos el mejor indicativo sobre cuáles son los países y modelos exitosos a seguir. Estos modelos, más allá de izquierdas o derechas, comparten elementos tan básicos como el respeto a la ley y el apoyo a la iniciativa privada, elementos que extrañamos con este Gobierno.

Y es que: ¿qué ha hecho este Gobierno hasta ahora más allá de ofrecer el cielo en la Asamblea y repartir plata con programas de corte paternalista y populista insostenibles en el mediano plazo? ¿A cuántas empresas extranjeras ha logrado atraer con sus discursos y propuestas? ¿Cuántos empresarios ecuatorianos se han animado a invertir en estos días? ¿Quién quiere invertir en un país donde ser empresario parece ser pecado? Cada vez que entro a una reunión con empresarios o profesionales salgo más preocupado: solo escucho pesimismo, menos inversión, menos ventas, menos negocios, más incertidumbre.

Ojalá Correa en sus reuniones con los líderes de estos países europeos aprenda de su madurez política. Han superado la política barata del insulto y la confrontación. Entienden que un país no progresa poniendo a ricos y pobres a pelearse entre ellos, sino facilitando que trabajen juntos, como lo hacen los ecuatorianos en las empresas españolas e italianas.

Este viaje de Rafael Correa marca la primera vez en la historia de este país que un presidente hace campaña para captar votos en el extranjero. Marca una era donde las fronteras y la noción de nacionalidad han cambiado para el Ecuador. Y, sin embargo, este Gobierno insiste en estancarnos en el pasado con ideas ya superadas.

Sería bueno que Europa le abra los ojos a Correa y le permita entender e imitar los principios básicos que siguen sus gobiernos. Pero, seguramente, mientras Correa pasea por Madrid, con dificultad verá más allá de su reflejo en alguna vitrina de la Gran Vía.

2 comentarios:

Markus Pisa dijo...

Pues esperemos que sí. Que yo sepa, en España funciona un gobierno socialista muy moderno. Como el Presidente estudió en ese continente espero que aprenda un poco de ellos.

Marco Antonio Piza.

Kojudo Mayor dijo...

De acuerdo con Gomez Lecaro. Correa debe aprender o aplicar lo que aprendio en Europa.

Moderacion, respeto, prudencia.

No obstante, aun si Correa aprendiese muy bien todo o lo aplicase, otritos tambien necesitamos aprender de lo mismo.

El cambio y futuro del Ecuador depende de un cambio de actitud de todos nosotros.

Mientras sigamos creyendonos la madre de Tarzan, el estiercolero no podra ser limpiado.

Confiemos en que el pana ciudadano presidente aprenda y que nosotros emulemos lo aprendido por el economista.