jueves, agosto 20, 2009

Ruido en el Atahualpa




En la Cumbre de las Américas, un periodista preguntó a Rafael Correa: “¿por qué no se le exige al gobierno de Cuba que libere a los más de 200 presos de conciencia que tiene en sus cárceles, que haga elecciones democráticas y no pase el poder de un hermano a otro como si fuese una monarquía, que haga valer la prensa libre…?”.

Correa esquivó la pregunta y terminó diciendo que hay “una incomprensión de lo que pasa en Cuba, donde se cree que como no existen las elecciones generales… no existe democracia… no se logra entender… que puede haber formas alternativas de democracia”.

Ahora vemos a Correa en su espectáculo para celebrar su “posesión popular” en el estadio Atahualpa. Hemos visto penaltis injustos y tristes derrotas en ese estadio, pero nada tan vergonzoso como este show. Ahí estaban Correa, Chávez, Zelaya y Castro tomados de la mano, coreando a todo pulmón “Alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina”. Y Hugo que recita un verso. Y Raúl, que como su hermano, no para de hablar. Y Lenin que nos quita cualquier posibilidad de sonreír, diciendo que “esta revolución… es para 100 años o más”.

Pero Correa se robó el show con su primicia: “… el gran desafío… es crear en cada casa un comité revolucionario, en cada barrio un comité de defensa del Gobierno nacional y de la revolución ciudadana para estar preparados frente a aquellos que quieren desestabilizarnos… esta revolución es irreversible”.

Raúl escuchaba atento, pensando quizás que su hermano estaría orgullosísimo de este nuevo pupilo. Viendo que su franquicia comunista castrista –que la historia, la razón y la inteligencia habían sepultado– sigue vivita. Su revolución cubana ya no se limita al Che estampado en camisetas y afiches. Cincuenta años después renace con fuerza en nuevas figuras empeñadas en caminar para atrás.

En Ecuador, como sucedió en Cuba y Venezuela, se van perdiendo las líneas que dividen Estado, Gobierno, y partido. El Gobierno es el Estado. El partido es el Gobierno. El partido es el Estado. ¿Quién pagará y organizará estos “comités revolucionarios” que defenderán al Presidente, a su movimiento, a su revolución? ¿El partido? ¿El Gobierno? ¿El Estado? ¿Todos agrupados en la plata del último, o sea de todos los ecuatorianos?

Nos repetimos, nos mentimos, nos tratamos de autoconvencer que Correa no es tan radical. Que aquí sí se respetará la libertad individual, la propiedad, nuestros derechos. Pero, ¿existen demostraciones más radicales que defender abiertamente a la dictadura cubana como “una forma de democracia”, o armar este show de caducos gritos revolucionarios junto a los líderes más autoritarios de la región? ¿Podemos esperar todavía que el gobierno de Correa vaya en una dirección distinta, más democrática y pragmática, y menos radical que el de Chávez que tanto imita?

Mientras tanto, vemos aletargados cómo Lucio Gutiérrez, quien ya desgobernó al país, se convierte en la única voz de oposición. Escuchamos pasivos a Correa anunciar la radicalización de su gobierno, esperando que ojalá no nos afecte. Que esos discursos no salgan del Atahualpa y no interfieran con nuestro trabajo, nuestra familia, nuestra libertad. Nos decimos que pronto aparecerá un nuevo líder de oposición. Mientras esos nuevos líderes esperan lo mismo. Sentados. Pasivos.

2 comentarios:

Professor Hoax dijo...

¿Es que nadie se da cuenta que dijo "comités de defensa del gobierno"?, y como se le chipoteó, luego cambió a defensa de la revolución.

-José Antónimo- dijo...

Con lo que no estoy de acuerdo es con lo de esperar a que "aparezca un nuevo líder de oposición"... estamos cayendo en el tan bonito Caudillismo del Siglo 1.

Claro que es comprensible, ya que las instituciones y las leyes siempre han sido frágiles, que terminemos esperando al mesías que nos salve (¿nunca han oído decir "éste es" a un correísta lleno de esperanza?) pero creo que eso es justamente lo que tenemos que evitar.

Saludos.