jueves, septiembre 01, 2011

Pagando la cuenta

Este término de “ciudadano presidente” simplemente no convence. Sí, todos somos ciudadanos y ejercemos alguna función o profesión al mismo tiempo. Pero de eso a pretender excluir por completo una condición de la otra, sobre todo tratándose de un presidente, existe un gran abismo.

Es una contradicción pretender dárselas de ciudadano común como si se pudiera guardar en un cajón el poder de esa figura presidencial que pasea en jet y en carros blindados rodeados de guardaespaldas. Esta capacidad de desdoblarse nos está saliendo cara a todos con este gobierno metejuicios.

La oposición en la Asamblea, a pesar de ser casi la mitad, ha quedado relegada a casi nada. No hay mucho que puedan hacer, salvo que poco a poco más asambleístas gobiernistas abran los ojos y se alejen. En este escenario difícil para la oposición, ha surgido una iniciativa importante que busca controlar los excesos que acompañan esta mágica condición de ser un ciudadano cualquiera y un presidente todopoderoso a la vez. Los asambleístas Herrería, Viteri y Montúfar presentaron ante la Fiscalía General del Estado una demanda contra Fernando Alvarado, Secretario Nacional de Comunicación, por mal uso de fondos públicos al ordenar la emisión de cadenas nacionales sobre la demanda “personal” de Rafael Correa contra este Diario y Emilio Palacio.

El abuso de las cadenas nacionales ha sido una de las peores y más notorias características de este Gobierno. Nunca antes nos habían bombardeado como ahora con tanta propaganda oficial. Aquí el Gobierno gasta nuestra plata alegremente en cadenas para acusar y atacar a terceros, anunciar temas sin importancia, tergiversar hechos e impulsar causas personales.

Me acuerdo de épocas en las que una cadena nacional era algo raro y serio. Al interrumpirse la señal regular para dar paso a la cadena sabíamos que algo importante estaba por anunciarse. Poníamos atención. Ahora las cadenas son parte de la programación regular. Es más, hay momentos en los que la programación regular de un canal pasa a ser aquello que se transmite entre cadenas nacionales.

Se supone que las cadenas solo pueden usarse para informar sobre hechos de real importancia nacional o mensajes de emergencia. Así debería ser. Pero para este Gobierno de las eternas emergencias no hay vergüenza en pasar cadenas nacionales por temas triviales y para atacar en lugar de informar. Y esta vez se han superado a ellos mismos.

Veremos con qué historia sale el Fiscal –y exabogado personal de Correa– para defender este gasto de nuestro dinero por parte del Gobierno. No podemos esperar mucho, aunque esta es su gran oportunidad para demostrar la independencia que dice tener. Más allá de resultados, la demanda deja un precedente importante para alertar a los funcionarios del Gobierno que no pueden usar fondos públicos como si fueran personales.

De todas las vergüenzas de este Gobierno, el abuso y manipulación mediática dejará una de sus más tristes huellas. Esto se suma a los ataques a la prensa y juicios contra periodistas para armar el combo perfecto de abusos revolucionarios. Con una oposición que poco o nada puede hacer desde la Asamblea, esta causa vale la pena. No tenemos por qué pagar las cuentas de otros.

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