lunes, enero 02, 2017

El monigote de la jueza

El monigote de la jueza ardiendo en llamas representa lo que debería ser nuestro propósito para el 2017 como país. Quemar el abuso y la prepotencia personificados en ese año viejo.

La ahora famosa jueza es solo una pequeña muestra de un problema mucho más grande en el país. Ese vergonzoso episodio que hoy todos conocemos gracias al video que hizo un policía que no se dejó intimidar, refleja un mal que vivimos como sociedad. Un mal que debemos quemar de raíz, para siempre: la prepotencia de quienes creen estar por encima de la ley y de los demás.

Fue refrescante ver en las veredas de la ciudad el monigote de la jueza con su vestido naranja entre años viejos de princesas, superhéroes, artistas y futbolistas. Porque esa es la idea original de los años viejos: representar a aquellos personajes que han sido los más populares o relevantes del año por algo negativo. Al quemar a esos monigotes no quemamos cualquier cosa. Al llegar la medianoche del último día del año quemamos lo malo que ellos representan. Los despedimos para siempre. Así nos renovamos, dejamos lo negativo atrás, nos damos una nueva oportunidad. Dejamos el pasado y miramos al futuro.

Al quemar ese año viejo de la jueza quemamos el irrespeto, la humillación, la corrupción. Quemamos el país del “tú no sabes quién soy yo”. El país del “hago lo que me da la gana porque soy pana de tal ministro o tal funcionario”. El país del “yo me paso la cola, hago trampa y no cumplo la ley porque tengo plata, porque soy muy bacán”. El país del “no sabes con quién te has metido”. El país del insulto, la violencia, la intimidación, el miedo.

El 2016 ha terminado dejándonos un sabor amargo. La elección de Donald Trump en Estados Unidos contagió de pesimismo al mundo. Aquí sufrimos un terremoto en Manabí y otro peor con su epicentro en Carondelet que viene resquebrajando durante casi diez años, y en especial este último, las frágiles estructuras de este país. Vivimos una crisis económica que el Gobierno se niega a aceptar pasándole la cuenta al próximo gobierno. Pero sobre todo, enfrentamos una profunda crisis ética, donde se defiende a corruptos y sinvergüenzas, donde muchos se creen intocables, como la jueza.

Hoy arranca la primera semana del 2017. Es un nuevo comienzo. Una nueva oportunidad para quemar lo malo, mirar adelante y escoger lo bueno. Para ser optimistas.

Empieza un año crucial para todos. Un año en el que nuestro voto tendrá quizá más importancia que todos nuestros votos pasados. Yo no recuerdo un voto tan urgente y trascendental como el del próximo febrero. Con nuestro voto podremos hacer que los que hoy abusan de su poder prueben nuestro poder. El poder de una mayoría desesperada por un cambio de rumbo.

Se han apagado los fuegos artificiales. Amanecemos renovados después del baile, el brindis, los abrazos. Con todas las ganas de que este 2017 sea un año de cambio. Desterrar a esa jueza en nosotros y entre nosotros será un buen comienzo para lograrlo.


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