lunes, septiembre 04, 2017

Nosotros los cholitos

Las sonrisas de esa selfie grupal que tomó Gabriela se han apagado. “Juntos fortalecemos la unidad, lealtad y coherencia histórica del proyecto político. ¡Viva la Revolución Ciudadana!”, escribió la expresidenta de la Asamblea. Ahí están Correa y su círculo íntimo junto a Lenín. Sonrisas gigantes, abrazos, pulgares en alto.

Eso fue en junio cuando todavía fingían estar unidos. Pocas semanas después las máscaras empezaron a caer. Solo han pasado tres meses desde que dejaron el poder y ya amenazan con la muerte cruzada. Eso de la estabilidad presidencial solo importa cuando se trata de su presidente.

“Esperamos que el Gobierno nacional desarrolle las políticas públicas que estén en consonancia con el programa de la revolución ciudadana que lo llevó a Lenín Moreno al Gobierno”, dijo Patiño. Lenín está avisado. O se alinea al correísmo o se viene la muerte cruzada.

El mismo Patiño, en una reciente entrevista, defendía la reelección indefinida que Correa impuso, sin consultarnos, a los ecuatorianos. “Cuando es en Europa [la reelección indefinida] está bien, es la democracia, es la estabilidad… Aquí decimos que no porque somos cholitos... Como allá son blancos, ojos azules, entonces sí pueden hacer reelección indefinida”, dijo para vergüenza ajena de cualquiera que lo escuchó.

Para Patiño y compañía parece ser secundario si las políticas de Lenín benefician a la sociedad. Lo que importa es que se continúe el “proceso” de la revolución ciudadana. Que se defienda la “construcción del cambio” que ellos empezaron.

¿Qué significa continuar con el proceso iniciado por Correa? ¿En qué consiste exactamente este proyecto que tanto alaban? ¿Qué es lo que Lenín está haciendo tan mal para que ya amenacen, solo tres meses después de su posesión, con la muerte cruzada?

¿Acaso dialogar con opositores y empresarios es alejarse del proyecto y traicionar la revolución ciudadana? Debe serlo. El socialismo del siglo XXI requiere imposición, autoritarismo, órdenes, represión. Correa lo demostró durante diez años.

¿Acaso tomar decisiones que den tranquilidad económica es abandonar el proceso? Debe serlo. El socialismo del siglo XXI se alimenta creando nerviosismo en los mercados, que nadie esté seguro si su dinero valdrá lo mismo mañana. Lo hizo Correa fomentando la inestabilidad jurídica y poniendo en duda tantas veces la dolarización.

¿Acaso combatir la corrupción es negar el programa socialista? Debe serlo. Corrupción y socialismo del siglo XXI son sinónimos. La continuidad del proceso requiere que los corruptos continúen en puestos clave, que los escándalos sigan escondidos bajo la alfombra o en los tumbados.

No existe tal programa de la revolución ciudadana que dicen defender. Existe su cuota de poder que han perdido y quieren recuperar. No hay proyecto. Solo hay un desempleado en un ático, muerto de ganas por recobrar el poder para no soltarlo. Y tras de él, un rebaño extrañando la rosca y su carro con chofer.

Correa o cualquier déspota indefinidamente en el poder es nuestra mayor amenaza. Nosotros los cholitos ya hemos dicho que no queremos reelección indefinida. Lenín tiene hoy la oportunidad y el poder para librarnos de esa amenaza. Para demostrarnos que, contrario a lo que pretenden los de la selfie, Alianza PAIS no está por delante del país.


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