jueves, febrero 02, 2006

Protestar por protestar

Por Manuel Ignacio Gómez Lecaro
Diario EL UNIVERSO – Guayaquil, Ecuador

A veces preocupa eso de que “los jóvenes seamos el futuro de la patria”. Sobre todo cuando el futuro de la patria se dedica a protestar violentamente por lo que sea. Y sale a la calle a gritar gastadas consignas y a lanzar piedras contra inocentes ventanas y carros.

Está muy bien reclamar ante una injusticia. Está muy bien salir a hacerse escuchar. Nada de malo en eso. Pero hay maneras y hay maneras. Eso de salir con un combo de reclamos en el que se empaca a la Oxy y el TLC, junto a un carné estudiantil y el pasaje del bus, muestra más ignorancia y búsqueda de protagonismo que un reclamo legítimo. Y muestra también la falta de decisión de unas autoridades que se asustan con cada pedrada y ceden ante cualquier grito.

Preocupa cuando el futuro de la patria se parece tanto al presente de la patria. Cuando los jóvenes siguen repitiendo frases tan parecidas a las de quienes llevan décadas contribuyendo a nuestro atraso. ¿Acaso estos estudiantes han analizado realmente el tema de la Oxy o los efectos que tendrá el TLC como para justificar su violencia? El futuro de la patria sale a protestar por protestar. Linda cosa.

Los jóvenes somos el motor de cambio. Protestar es nuestro derecho legítimo. Pero, ¿que tal si somos un poco más creativos y llamamos la atención sin violencia? Salir a lanzar piedras no gana aliados. Hay formas más civilizadas de llevar un mensaje legítimamente sin necesidad de destruir ciudades. Al fin y al cabo, lo que toda protesta quiere es salir en los periódicos y la televisión. Y las cámaras no solo acuden ante la violencia. Acuden también ante protestas pacíficas y originales.

Por otro lado, aquellos que tienen el papel de responder ante estas protestas, no se han complicado la vida y nos pasan la cuenta de su indecisión. Nuestro Ministro de Educación ha dicho que sí a todo, como profesor asustado frente al relajo en clase. Para nuestra burocracia de chequeras alegres dos millones más, dos millones menos para imprimir los centralizados carnés no quitan el sueño. Para el resto del país que sí trabaja, dos millones son varios ceros de producción y empleo. Papá Estado acude a salvarnos y paga nomás lo que las pedradas exijan.



Estas recientes protestas violentas muestran la triste realidad de una juventud manipulada y con una voz y una actitud demasiado parecida a la de quienes fueron jóvenes hace mucho. Muestra ideas y posturas caducas. Muestra más atraso y un Gobierno sin decisión. Muestran un futuro de la patria color de hormiga.

Exigir justicia es sano y es bueno. Pero exijamos justicia cuando el reclamo sea legítimo. Que la creatividad le gane a la agresividad y la violencia, incluso cuando no quieran escucharnos. Que los jóvenes cambien las piedras y las bombas tan primitivas y tercermundistas por nuevas formas de hacerse escuchar. Si queremos ser el futuro de la patria, empecemos por hacer las cosas de una manera distinta y mejor. Y a ver si las próximas protestas son para exigir mejor educación y reclamar por el profesor que faltó.

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