jueves, mayo 11, 2006

Unidos

Por Manuel Ignacio Gómez Lecaro
Diario EL UNIVERSO – Guayaquil, Ecuador

En un mes quedarán a un lado las banderas políticas. Ya no importará si apoyamos o nos oponemos al TLC, si se negocia o no con la Oxy. Los candidatos a la presidencia pasarán a un plano secundario. Y todas esas genialidades que descubrimos a diario en el periódico y la tele –la última es la prohibición a que dos personas viajen en una moto– serán instantáneamente olvidadas. Empezará el Mundial de Alemania, y nada será más importante.

En un mes seremos un solo país, una sola voz. Insultaremos todos al mismo tiempo al árbitro cuando no pite ese penalti clarísimo a favor del Ecuador. Nos agarraremos la cabeza al mismo tiempo con esa bola que pasó rozando el palo. Y gritaremos –ojalá– juntos a todo pulmón ese grito de “gooool”.

Esos días en los que gente de izquierdas y derechas, burócratas y empresarios, costeños y serranos, barcelonistas y emelecistas, nos unimos en una sola voz en lugar de criticarnos y darnos a palos, debemos mirarnos los unos a los otros, y entender que somos todos parte del mismo equipo. Que todos –o al menos una gran parte– queremos lo mismo: que gane nuestro país dentro y fuera de la cancha.

Habrá quienes apoyen una u otra alineación. Sin duda, criticaremos al técnico cuando no coincidamos con sus decisiones. Y la pobre madre de algún delantero será la mujer más mentada en el país si este se come un gol. Nuestras estrategias, alineaciones y emociones serán distintas, pero el fin que buscamos es el mismo: que gane el país.

Los días fuera del Mundial no son muy distintos. Como ecuatorianos casi todos queremos que el país salga adelante, que haya más empleo, más seguridad, más educación, más producción, en fin, que gane el país. Pero como es normal, para alcanzar ese fin tenemos estrategias distintas. Unos creemos firmemente que para ello debemos abrirnos al mercado internacional y firmar el TLC. Otros apoyan una mayor protección de las empresas nacionales. Hay quienes buscamos el progreso del país en la seguridad jurídica que invite a los extranjeros a invertir. Otros buscan el bienestar del país cambiando leyes que quiten privilegios y utilidades a los inversionistas, a favor de más ingresos para el Estado. Son posturas variadas y muchas veces opuestas. Pero más allá de las diferentes ideologías, planes y estrategias, todos, o casi todos, queremos que el país salga adelante.

No olvidemos que jugamos en el mismo equipo. Que el reto está en avanzar más allá de nuestras diferencias. En luchar por nuestras convicciones, pero saber ceder y apoyar al oponente por el bienestar de la mayoría. Y en confiar a los que más saben –como en este Mundial confiamos en Suárez– las decisiones importantes que conduzcan al país hacia ese progreso que buscamos.


Pasará el Mundial y llegarán las elecciones. Talvez no estemos de acuerdo con el ganador, ni con su alineación y su estrategia de juego. Sugeriremos cambios y lucharemos por ellos. Pero una vez en la cancha, apoyemos a quien lidera el equipo. Que se escuche bien alto nuestra voz de apoyo. Que el progreso del país –como el triunfo de la selección– esté por encima de lo demás.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente artículo: Si la generalidad de las personas de un país entendieran que a pesar de sus diferencias - sean del tipo que sean- buscan un fin común, que es vivir libres y en paz, con seguridad y salud.... y todo aquello que soñamos para nuestros seres queridos, que es siempre lo mejor... entonces tal vez, todo sería distinto...