jueves, octubre 11, 2007

Lluvia de octubre

Este 9 de octubre llovió en Guayaquil. Cosa rara en esta época del año. Pero sucedió algo más extraño aún: nuestro Presidente dejó la confrontación política a un lado y se unió, civilizada y conciliadoramente, a las celebraciones de la ciudad junto al Alcalde. Bienvenido sea este cambio de clima.

Rafael Correa y Jaime Nebot se sentaron juntos, conversaron y hasta parecía que disfrutaban de su mutua compañía. Cada uno habló de lo suyo en sus discursos sin atacar al otro. Muy distinto a lo que sucedió en las recientes fiestas de julio, cuando los insultos presidenciales y su intromisión en temas locales, como el del puente, hicieron de las fiestas de Guayaquil una excusa para el protagonismo político.

¿Qué sucedió de julio hasta acá? La campaña por la Asamblea terminó. El Presidente que antes buscaba polémica para ganar votos, ya no los necesita, al menos por un tiempo. Ahora puede dejar de buscar protagonismo y gobernar.

Con su actitud de este 9 de octubre, Correa parece demostrar que quiere unir y sumar fuerzas por Guayaquil, no dividirlo. Sabremos que no se trata de un hecho aislado ni pasajero, mientras el Presidente entienda que el éxito del Gobierno está en sumar esfuerzos con los gobiernos locales por el bien de las ciudades y del país. No en impulsar su agenda política para poner alcaldes “altivos y soberanos” que consoliden desde lo local aún más su poder central.

La actitud positiva del Presidente este 9 de octubre sirvió para moderar en algo esas canciones y homenajes al Che Guevara, por quien Correa siente “profunda admiración”, que contaminaron el día anterior los vientos libres de nuestra ciudad. Guayaquil, ciudad que representa libertad, fue convertida en escenario de exaltación a un hombre hecho mártir, cuyo legado nada tiene que ver con la libertad.

Es que en Carondelet la palabra libertad tiene significados extraños. Para Correa la revolución cubana es un proceso “digno, soberano y amante de la libertad”. Eso lo acaba de decir, según la página web de la Presidencia, en una entrevista a Telesur por los 40 años de la muerte del Che Guevara. Para Correa, Cuba “vive una forma de democracia” y “es un Gobierno del pueblo y para el pueblo”. Qué miedo pensar lo que “libertad” y “democracia” significan para nuestro Presidente.

El 9 de Octubre se traduce en una palabra: libertad. Esperamos que la actitud conciliadora de Correa signifique el respeto a esta libertad de Guayaquil por sobre todas las cosas. Pero la libertad de verdad. La libertad que protege nuestra opinión, actividades, comercio, aspiraciones, ideas. No esa falsa “libertad” que se vive en Cuba que nuestro Presidente dice admirar.

La lluvia de octubre nos recordó que a veces sucede lo inesperado. Esta vez –pasadas las gastadas alabanzas al Che, a Fidel y a todo ese romanticismo socialista que solo ha llevado a Latinoamérica a más pobreza, opresión y violencia– lo inesperado fue una positiva unión de dos políticos, que más allá de sus diferencias e ideas opuestas, entendieron que deben empujar en la misma dirección. Que esta unión del 9 de octubre sea el inicio de un gobierno distinto que sume y se una al progreso. Y sobre todo, que proteja nuestra libertad, la de verdad.

1 comentario:

Kojudo Mayor dijo...

Si.

Y que vivan las autonomías!

Qué viva la Provincia 24!

Un saludo a la Hermana República del Guayas y su capital en estas efemérides octubrinas.