
En Venezuela Hugo Chávez pretende gobernar eternamente. Este domingo será el

Y más arribita en el mapa, en Nicaragua, Daniel Ortega, el otro integrante de ese escuadrón político dispuesto a enterrar a sus países con tal de alcanzar el poder total, amenaza ahora con gobernar por decreto si la oposición del Parlamento continúa bloqueando sus proyectos de ley. Son todos tan parecidos. Ya podemos imaginar los disturbios y los gases lacrimógenos también en su país. ¡Ay, Nicaragua!
No es coincidencia que las noticias más vergonzosas de estos días vengan justamente de los países latinoamericanos con gobiernos para los que la libertad y la democracia son obstáculos en sus caminos al poder absoluto. Latinoamérica retrocede cada vez que alguno de estos políticos grita a un micrófono “revolución” mientras sueña con más poder; y una mayoría ilusa, seducida y desesperada aplaude.

Aquí no viviremos el relajo boliviano. La mayoría de Alianza PAIS garantiza una Asamblea sin mayores debates ni trabas. Avanzarán con vía libre. Pero esa tranquilidad trae otro peligro más grande: crear una Constitución a su medida, o a la medida de Acosta o Correa. Si eso sucede podemos esperar, aquí también, protestas de un país que saldrá a las calles a exigir que se respete su deseo de cambios positivos, cambios para mejor, no cambios personalizados para dar más poder a unos cuantos.
Hoy es un día de optimismo para quienes confiaron sus esperanzas de cambio al

No queremos unirnos a esa Latinoamérica que grita desesperada por un cambio para salir del mal cambio en el que se metió. Que el grito de ¡ay, Ecuador! muera con el éxito de esta Asamblea.
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