jueves, mayo 27, 2010

Baches

Un bache gigante en la carretera a la Costa me hace saltar hasta el techo del carro. Mientras esquivo otros baches similares pienso en la folclórica reciente historia de este camino.

La ampliación de esta carretera duró varios años más de lo previsto, como suele suceder con las obras a cargo del Gobierno central. Cuando ya estaban por terminarse sus cuatro carriles, descubrieron que algún despistado había olvidado contratar la construcción de los puentes. Y cuando finalmente estuvo “lista” la carretera, llegó Rafael Correa. El flamante Gobierno se opuso al aumento del peaje. En lugar de buscar una solución técnica estableciendo el peaje necesario para mantener la vía, prevaleció la populista postura de mantener todo igual. Les sobraba la plata y buscaban votos para la consulta que se venía. Resultado: a diferencia de lo que ocurre en las carreteras concesionadas, esta se deteriora día a día.

Esto era a inicios del 2007. Por esos días, Correa apoyaba desde la tarima la provincialización de Santa Elena. ¿Sirvió para algo? ¿Está mejor Santa Elena hoy? Seguramente lo están quienes ocupan los nuevos puestos burocráticos creados con la nueva provincia.

Pura demagogia. Ahí está pintado el populismo ecuatoriano.

¿Ha aprendido este Gobierno a dejar atrás el show cuando está cerca a cumplir todo un periodo de cuatro años? Parece que algo. Por necesidad ante la falta de plata. Seguramente hoy Correa, por ejemplo, no gastaría la plata de todos los ecuatorianos en la construcción de su Registro Civil en Guayaquil solo para molestar al Alcalde. Tal vez sí apoyaría el aumento del peaje a pesar de su costo político. Quizás, si pudiera volver atrás, pelearía menos con el sector privado.

Correa necesita plata. Y esa necesidad lo obliga a ser más racional. Aunque no siempre lo logre. Hubiera sido bueno que antes, cuando le sobraba nuestro dinero, lo hubiese invertido y administrado bien en lugar de despilfarrarlo. Ahora es tarde. Por eso escuchamos ciertas ideas racionales como querer detener la compra de aviones de guerra. Y vemos también acciones desesperadas, como poner al SRI a exprimirnos y al IESS a feriar nuestra plata.

Parece un mal chiste que hace poco Correa le haya dado consejos al Primer Ministro griego. Debió ser al revés. Los griegos debieron llevarle un solo mensaje: no desperdicies la plata de tu país. Olvídate del Fondo Monetario, del Consenso de Washington, de la dolarización y todos esos cucos a los que te encanta echar la culpa. La regla para no caer en lo que hemos caído es muy simple: no malgastes lo que no tienes.

Sigo en la carretera. Veo a un bus rebasar a toda velocidad por el “tercer carril” de tierra a un costado de la vía. Esquivo conos anaranjados con los que los genios de la Comisión de Tránsito obstruyen nuestro camino. Leo carteles de nuevos restaurantes construidos en pleno bypass a los pueblos (pronto, será necesario un bypass al bypass). Y solo puedo pensar que aquí nada cambia.

¿Podrá hacerlo Correa? ¿Podrá contener el despilfarro y empujar este país? ¿Ganará su lado pragmático? ¿O prevalecerá su lado socialista-populista hasta hundirnos en un bache aun más grande?

1 comentario:

Guillermo dijo...

Yo caí en el mismo bache! Por confiado: pensaba que todas las carreteras estaban bien mantenidas.