jueves, octubre 14, 2010

Palabras de libertad

“…A pesar de los casos exitosos de modernización… lo cierto es que en buena parte de América Latina hay un claro retroceso de la democracia liberal y un retorno del populismo, incluso en su variante más cavernaria: la del estatismo y colectivismo comunistas… en América Latina… hay una cierta forma de idiotez ideológica que parece irreductible”.

Así concluye Mario Vargas Llosa el prólogo que escribió en el 2007 para el libro El Regreso del Idiota. Tres años después, continúa el autoritarismo, el estatismo y toda esa idiotez política en varios países de nuestra región, incluyendo el Ecuador.

En medio de este ambiente político autoritario y conflictivo que vivimos, me emocionó y alegró muchísimo la noticia del Premio Nobel de Literatura para Vargas Llosa. Con sus libros he reído, reflexionado, aprendido y soñado en distintos momentos de mi vida. La tía Julia y el escribidor y Pantaleón y las visitadoras que tanto me divirtieron. Conversación en La Catedral, el que más disfruté, que en la imagen de ese “jodido” Perú me hizo reflexionar sobre nuestra identidad y realidad. Sus memorias El pez en el agua donde descubrí al Vargas Llosa político y comprometido. Sus más recientes Travesuras de la niña mala y el Paraíso en la otra esquina que me entretuvieron. La Fiesta del Chivo, que me mostró los horrores de una tiranía y del excesivo poder político. La ciudad y los perros, uno de los primeros que leí y que más me marcó como lector. Y El hablador que me lo prestaron, me lo autografió Vargas Llosa, y hoy me arrepiento de haberlo devuelto.

Estas y otras novelas, cuentos, ensayos y artículos le han dado méritos de sobra a Vargas Llosa para ganar el Nobel. El mundo y en especial Latinoamérica, salvo algunos desubicados como Evo Morales, lo celebran.

Pero más allá de la trayectoria y gran obra literaria de Vargas Llosa, este Premio Nobel es una gran noticia por su compromiso con la libertad y la democracia; y contra el autoritarismo, el estatismo, el abuso, en fin, la idiotez política en todas sus formas, empezando por lo que hoy se vive en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina.

Le vendrá muy bien aprender de las ideas de Vargas Llosa a los jóvenes ecuatorianos, hoy contaminados con el fracasado estatismo y con esta falsa revolución ciudadana vendidos mil veces en la propaganda gobiernista.

Sería bueno que lo leyeran y escucharan también las autoridades y funcionarios de este Gobierno, empezando por el Presidente, tan ajenos a las ideas de libertad, al respeto por el individuo, la iniciativa privada, en fin, al progreso. El mismo Vargas Llosa fue alguna vez admirador de la revolución cubana y del cuento socialista. Pero la madurez, la inteligencia y la elemental evidencia del fracaso de los modelos colectivistas y autoritarios, lo alejaron de esas posturas.

Vargas Llosa, verdadero embajador de la libertad, ilumina el pensamiento de una región donde todavía quedan varios parches de oscuridad política. Tengo la esperanza de que el Premio Nobel ayudará a que las ideas de Vargas Llosa suenen más fuerte. Que la claridad, pragmatismo, bienestar y progreso presentes en las ideas de libertad que él predica logren un mayor espacio en nuestra región.

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