jueves, noviembre 18, 2010

Aves de paso


Mientras espero mi vuelo a Quito en el aeropuerto de Guayaquil, me entero que la pugna por las aves ha terminado. La Fundación Aeroportuaria de Guayaquil y la Dirección de Aviación Civil han llegado a un acuerdo para trabajar juntos en el control de las aves del islote el Palmar, que significaban un riesgo para los aviones que llegan a este aeropuerto.

Antes de esta pugna, yo no tenía idea que todos esos pajaritos que se ven muy tranquilos en el islote del río Daule, podían poner en peligro mi vuelo estrellándose contra las turbinas del avión. Ahora, no puedo dejar de imaginar a esa inmensa población de aves conspirando para derribarnos en un masivo ataque suicida. (Parece que tantas cadenas del Gobierno me han llenado de teorías).

Me alegro que haya terminado esta nueva pelea entre el Gobierno central y un ente local guayaquileño. Molesta que se den estas acusaciones malintencionadas de autoridades centrales. Este enfrentamiento por un tema totalmente técnico y con obvia responsabilidad del ente gubernamental, nos rebajó nuevamente como sociedad.

Regreso a la sala de espera. Predominan los sacos y corbatas encorvados frente a sus laptops y celulares. Aquí la mayoría viajamos por trabajo. Tenemos suerte. En este país de desempleo y subempleo –que aunque las autoridades los separen en las estadísticas, son casi lo mismo– tener un trabajo es la excepción.

Los periódicos que aquí algunos ojean nos cuentan que a los casi cuatro años de Gobierno se aprueba el Código de la Producción. Esperemos que sirva para algo. Esperemos que realmente estimule la inversión y producción en este país. Pero en esto soy pesimista.

Dudo que sirva de mucho otro documento con una serie de leyes nuevas. De poco sirven leyes que ofrezcan estímulos y apoyo si el Gobierno inspira desconfianza. De nada sirve una kilométrica Constitución si al final se hace lo que deciden en Carondelet. Antes de invertir aquí, cualquiera considerará varios países cercanos mucho más seguros. ¿Por qué venir a Ecuador si Colombia y Perú me ofrecen más garantías y estabilidad? ¿De qué me sirve el Código de Producción si mañana me cambian las leyes y pasado mañana las vuelven a alterar?

Las inversiones no vendrán por un nuevo Código. Vendrán porque existen garantías, estabilidad, institucionalidad. ¿Tenemos algo de eso en esta nueva época ultrapresidencialista?

Hora de abordar. Cruzar los dedos para que a las aves no se les ocurra salir a pasear en grupo justo ahora.

Al final, queda la esperanza que son aves de paso. No las del islote. Esas seguirán más tiempo ahí hasta que las logren ahuyentar. Sino las del Gobierno. No estarán de largo. Disfrutarán por ahora las corbatas, la oficina, la secretaria, los cocteles, el carro, el chofer. Pero los ecuatorianos se darán cuenta, tarde o temprano, que necesitamos un cambio de equipo que ponga a este país en el mapa. Un Gobierno que sin necesidad de códigos, mil leyes, promesas y discursos, pueda desde el primer día generar la confianza necesaria para que otros pongan aquí su plata. Solo ahí hablaremos realmente de producción, trabajo y bienestar.

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