jueves, mayo 03, 2012

Te estábamos esperando


Te estábamos esperando. Finalmente llegaste. Yo que pensaba estar preparado para ese momento, me agarraste como novato, llorando emocionado debajo del gorro y la mascarilla que me pusieron en el hospital. Hoy no importa qué nuevos escándalos reporten los diarios y noticieros, ni lo que digan desde los micrófonos del poder. Tú eres mi buena noticia. El resto puede esperar.

Tu hermana y tu mamá se morían por conocerte. Llevaban meses hablando de ti, imaginando cómo serías, queriéndote antes de verte. Ahora te cargan y te llenan de besos a cada instante. Pronto, cuando entiendas mejor lo que pasa a tu alrededor, sabrás la suerte que tienes de contar con ellas.

Pero no me he presentado. Soy tu papá. Me llamo igual que tú. Ya sé que ahora te parezco algo inservible. Aunque te cargue, te engría o intente tranquilizarte, es a tu mamá a quien buscas cuando lloras. Te prometo que pronto, cuando veas que hay más cosas en la vida que dormir y comer, aprenderemos juntos y te acompañaré a descubrir muchas cosas interesantes.

Mientras te veo tan tranquilo, dormido con tu pijama de rayas celestes, pienso en el mundo que hoy te recibe, en este tiempo que vivirás, en este país y esta ciudad. Llegas en una época emocionante, que avanza a toda velocidad. Hace solo cinco años, cuando nació tu hermana, ni siquiera existía esa palabra que hoy es parte de su pregunta casi diaria: “¿Papi, me prestas tu iPad?”. Cuando tú empieces a hablar seguramente pronunciarás también palabras que hoy ni conocemos, de tecnologías y aparatos que ni imaginamos. Serán muchos los cambios y avances que vivirás. Serás parte de un mundo cada vez más conectado, más unido, más abierto. Aunque algunos fanáticos aseguren que en el 2012 se acaba todo, en realidad es el inicio de una era espectacular.

Pero no todo es bueno. A pesar de tanto progreso, naces en un mundo donde todavía existe intolerancia hacia las distintas formas de pensar, de creer, de vivir. Donde la violencia en las calles y las guerras absurdas son cosa de todos los días. Donde a pesar de estar más conectados que nunca, nos comunicamos menos. Donde los políticos siguen abusando de su poder sin ningún pudor. No entienden que gobiernan para ti, para tus oportunidades y tu futuro, no para sus bolsillos y sus egos.

Con el tiempo entenderás mejor esto que te escribo. Sólo espero nunca aburrirte con sermones ni imponerte una forma de pensar. Que sea mi ejemplo, el de tu mamá y las personas que te quieren, lo que te guíe mientras vas creciendo para formar tu propio criterio. Que seas un hombre de bien en este mundo donde la gente buena es la mayoría, pero los sinvergüenzas hacen más ruido y pretenden hablar por el resto. Que seas siempre tú mismo, no lo que otros quieran de ti. Que vivas y dejes vivir. Siempre libre, siempre honesto, siempre auténtico.

Ya habrá tiempo para hablar de otras cosas. Para pasear, para cantar, para aprender, para pasarla bien. Solo quería presentarme y saludarte. Decirte que te quiero desde antes de conocerte y hoy más.



Publicado originalmente en El Universo.

1 comentario:

Carlos Luis Román dijo...

Muy buena y emotiva nota, partiendo de un hecho no-noticioso (para los lectores) logras sin duda la empatia de los neo-padres y los que no lo somos aún pero soñamos con serlo. No había tenido la oportunidad de leerlo el jueves en el diario pero que bueno que ahora se pueda leer por este medio. Felicitaciones por esta nota (cátedra de una nota de color bien elaborada, sincera, personal, pero sin despegarse de los temas políticos) y también felicidades por ese nuevo hijo. Saludos CR