lunes, julio 17, 2017

Librarnos del minotauro

Correa finalmente se fue con sus odios y sus fantasmas. E inmediatamente, como dijo Lenín, se sintió un aire de libertad.

Pero Correa no se fue del todo. Está presente. Conserva parte de su poder en sus asambleístas, autoridades y funcionarios leales. Esos que, en palabras de Lenín, muestran un comportamiento ovejuno. Y, sobre todo, el poder de Correa radica en la posibilidad de ser nuevamente candidato y presidente para quedarse de largo gracias a la reelección indefinida que él mismo impuso al país a través de su Asamblea servil.

Lenín sorprende. Está tomando las decisiones correctas para unir al país. Todavía no vemos un cambio en asuntos de fondo, pero hay un evidente cambio de actitud, un ambiente de respeto y una puerta que parece abrirse a cambios tangibles.

Esa foto de Lenín con los directores de los principales medios de comunicación del país dice mucho. Durante diez años Correa se dedicó a atacarlos, enjuiciarlos, multarlos y denigrarlos. Lenín los recibe y los invita a investigar la corrupción. Es una señal importante.

Pero para que este país tenga una oportunidad real de salir adelante y dejar atrás los abusos del correísmo, Lenín debe tomar una decisión: convocar a una consulta popular para que decidamos si queremos la reelección indefinida. Y de yapa podrían preguntarnos si queremos eliminar la nefasta Ley de Comunicación y cambiar las actuales autoridades de control impuestas por su antecesor.

Mientras la reelección indefinida siga vigente, la amenaza de caudillos opresivos seguirá rondando con fuerza este país. Cualquier cambio que logre este u otro Gobierno para acercarnos a la decencia, la coherencia y la elemental institucionalidad estará bajo amenaza.

El rebaño que se acostumbró al abuso de poder y de recursos públicos seguirá aquí y no se irá a ninguna parte mientras esté vigente su mayor incentivo: recuperar su poder con el regreso de su líder. Y esto solo existe mientras Correa pueda ser candidato presidencial y reelegirse indefinidamente. Ellos dirán que si la gente lo elige en las urnas tiene el derecho a gobernar cuantas veces quiera. Pero así no funciona la democracia. Así jamás habrá institucionalidad. Hay varios ejemplos de cómo los peores déspotas logran reelegirse indefinidamente cuando controlan todos los poderes. Hoy, quienes muestran su ciega lealtad a Correa esperan recuperar a como dé lugar el poder en cuatro años, o incluso antes con una muerte cruzada. Sin reelección, las ovejas desaparecen y el país se salva de su mayor amenaza.

Lenín dijo sentirse a veces en “un laberinto en el cual cualquier momento le cae el minotauro y le tacha de traidor. Eso es peligrosísimo”. Lo realmente peligroso es que el minotauro vuelva a imponer su poder, su censura, su estatismo agobiante, su vanidad.

Lenín aceptó finalmente que, contrario a lo que juraba el Gobierno anterior, no le dejaron la mesa servida. Que la situación económica del país es muy delicada. Se va revelando la magnitud del daño que el correísmo le hizo a este país en lo económico, lo social, lo ético. Si los cambios de Lenín van en serio, no podrá ignorar la amenaza de la reelección indefinida. Solo una consulta nos libraría del laberinto de este o cualquier minotauro.


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