jueves, marzo 06, 2008

Buscando enemigos

La situación es grave. Pero no la profundicemos más.


El Gobierno colombiano cometió una grave falta al invadir territorio ecuatoriano. Comprendemos que en esta lucha contra terroristas que matan, extorsionan, secuestran y atemorizan a todo un país, el presidente Álvaro Uribe haya preferido pedirnos perdón antes que permiso, violando elementales normas internacionales. Pero fue una seria ofensa y ahora debe responder.

Por eso, el presidente Rafael Correa hace bien en condenar enérgicamente esta violación a la soberanía del país y exigir una disculpa y un compromiso de que esto no se repita. Es acertado su llamado a buscar soluciones por la vía diplomática.

Pero hasta ahí nomás. No hay razón para enviar tropas a la frontera, insistir en que el Gobierno colombiano solo busca la guerra, repetir que llegaremos “hasta las últimas consecuencias”, y generar más tensión y rechazo hacia el Gobierno vecino, casi olvidando que el verdadero enemigo está en la guerrilla. Y, sobre todo, es preocupante su complicidad con la actitud del Gobierno venezolano.

Hoy apoyamos a nuestro Presidente en su reclamo por exigir respeto. Podemos entender que la participación de nuestro Gobierno en los diálogos con guerrilleros para pedir la liberación de rehenes no lo convierte en aliado de estos grupos. Pero no podemos apoyar esta insistencia de convertir al Gobierno colombiano en nuestro enemigo, restando importancia al verdadero enemigo presente en las FARC. Y sobre todo, rechazamos el silencio de nuestro Gobierno ante las declaraciones y actitud de Hugo Chávez.

La actitud de Chávez es vergonzosa y sospechosa al solidarizarse con terroristas, meterse en asuntos que no le competen, y movilizar sus tropas buscando un conflicto entre países hermanos. Correa daría una lección de objetividad e independencia, y enviaría un verdadero mensaje de paz y de búsqueda de soluciones, si condenara, con la misma fuerza que condena la incursión colombiana, el apoyo de Chávez a la guerrilla y la absurda movilización de sus tropas. ¿Podemos esperar que diga algo al respecto? ¿O escucharemos más discursos sobre “la amenaza del imperio” y acusaciones contra Uribe y su gobierno para convertirlos en enemigos de Latinoamérica más grandes que el propio Marulanda y las FARC?

Ante el interés mundial y la adrenalina del momento, nuestro Gobierno puede olvidar su principal objetivo: buscar la paz y el bienestar de los ecuatorianos. Que no olvide que el enemigo no ha cambiado. Siguen siendo los terroristas y quienes los apoyan. Que no olvide que los amigos tampoco han cambiado. Siguen siendo quienes buscan la paz y la libertad. Que no se deje influir por los delirios belicistas de quien sueña ver a sus boinas rojas librar una guerra contra el “imperio”. Que no caiga en falsos patriotismos que solo sirven para aumentar la popularidad de gobiernos a costa de los estómagos y billeteras vacías de los ciudadanos.

El ambiente es tenso. El tema es delicado. La solución no será inmediata. Mientras Correa demuestre un verdadero liderazgo poniendo el bienestar de los ecuatorianos por encima de intereses personales, de su gobierno o de proyectos políticos para la región, llegaremos a una solución pacífica y positiva para todos. Son momentos como estos los que define a los verdaderos líderes. Las próximas palabras y decisiones de nuestro Presidente dirán mucho al respecto.

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